JOSE BRECHNER
Por casi 2000 años, la Iglesia propagó un mensaje antisemita que caló profundamente en millones, hasta que Juan XXIII convocó al Concilio Vaticano II y deslindó de deicidio al pueblo judío. Sin embargo, 20 siglos de transmisión de padres a hijos de creencias fundadas en la aversión, dejan huellas profundas. El antisemitismo desaparecerá algún día, cuando el mundo se vuelva más ilustrado, más espiritual, y entienda la esencia misma del cristianismo --que como dice el teólogo católico Paul Johnson-- no es más que Judaísmo con Jesús. ¿Qué más podría ser, si Jesús era rabino? El concepto mesiánico es un concepto judío, si se lo apropiaron otros es porque les gustó el mensaje, pero eso no le quita su alma judía, más bien es lo que le da credibilidad y fuerza.
Los mahometanos también dedicaron largo tiempo a inculcar odio contra los judíos, pero más aún, contra los cristianos. Son 1300 años de adoctrinamiento que no cesa en ningún hogar, mezquita, ni escuela musulmana. El fanatismo religioso de los inquisidores católicos fue muy parecido al que manifiestan hoy los islamistas. Los europeos están empezando a sufrir las consecuencias del dogmatismo musulmán, en forma similar al que inculcaron o todavía inculcan contra los judíos. La moneda se dio la vuelta. Ser cristiano hoy, es como ser judío durante el nazismo, o en la Edad Media. El rechazo a su religión y estilo de vida está arraigado en los islamistas. Si bien el poderío numérico y económico de los cristianos es muy superior al que jamás tuvieron los judíos, y su capacidad de defensa militar es mayor, eso no los hace invulnerables. Como no hay muchos cristianos en los países árabes, la persecución que sufrieron los judíos, sin un lugar donde cobijarse durante 1800 años, no será igual.
¿Dónde se origina esa obsesión de una religión, de acabar con las demás? En una sola palabra: Proselitismo. Los cristianos fueron los primeros en buscar prosélitos, cuando el judío helenista Pablo de Tarso –que nunca vio ni conoció a Jesús-- decidió pregonar décadas después de su muerte, la llegada del Mesías en las provincias romanas afines al Judaísmo. La Torá (Pentateuco) dice explícitamente: “No harás proselitismo pero bienvenido es el prosélito”. Esa simple ley es la que hace al pueblo judío tan reducido, mientras que los cristianos y musulmanes, que la desobedecieron, son en conjunto casi 3.000 millones. Quien hace proselitismo está haciendo negocio, porque buscar prosélitos es buscar clientes. Comienzan con el mensaje divino, tergiversado a gusto por clérigos oportunistas o ignorantes, después viene el adoctrinamiento, el diezmo, la fidelidad, y en algunos casos la entrega total e incondicional hasta de la vida misma, que da poder ilimitado sobre sus feligreses al líder religioso o a su institución. Cuando no logran ser convincentes, desenfundan la espada. Y, cuando una creencia debe ser impuesta por la fuerza, es porque está equivocada. El Judaísmo por el contrario, considera que la búsqueda espiritual debe darse a través del conocimiento y por propia convicción interior.
Los sauditas --editores de los textos estudiantiles para la mayoría del mundo islámico-- adoctrinan a sus niños con la intolerante ideología Wahhabi. Los libros enseñan que es una obligación religiosa de todo musulmán, repudiar a cristianos y judíos. No deben imitarlos, vestir como ellos, hacer amistad, ayudarlos de cualquier manera o participar de sus festividades y celebraciones. Algunos párrafos de lo que oficialmente enseñan los islamistas en las escuelas y colegios de Oriente Medio, dicen así: “Esta religión derrotará a todas las otras religiones y será diseminada por la voluntad de Alá, a través de los guerreros musulmanes de la Yihad.” (Educación islámica, 7º grado). “Los guerreros mártires de la Yihad, son la gente más honorable después de los profetas.” (Texto de lectura para 10º grado). “La Yihad es un deber religioso para todo musulmán, hombre y mujer.” (Nuestra Lengua Arabe. 5º grado).
Dijo el Nobel de Física Steven Weinberg: “Con o sin religión, tendrás gente buena haciendo cosas buenas y gente mala haciendo cosas malas. Pero para hacer que gente buena haga cosas malas, se necesita de la religión”.
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