Por José Brechner*
(FIRMAS PRESS) Continúan las reuniones entre Argentina e Irán, iniciadas por el Canciller Héctor Timerman para restablecer relaciones formales. Hagamos memoria: El gobierno de Irán fue el autor directo del atentado a la Mutual Israelita de Argentina (AMIA) el 18 de julio de 1994, que dejó 85 muertos y 300 heridos. Fue el asesinato de judíos en la diáspora más numeroso después de los perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras las investigaciones del caso, la justicia argentina en 2006, libró una orden de captura contra el actual ministro iraní de Defensa, Ahmad Vahidi y sus cómplices, entre los que figuraba el ex Jefe de Estado Mayor de Hezbollah, Imaz Fayez Mughniyah, que murió al explotar su automóvil cuando salía de la embajada iraní en Damasco.
También son requeridos por la justicia argentina el viceministro de Relaciones Exteriores para Asuntos Africanos de Irán, Hadi Soleimanpour; el ex presidente iraní Alí Akbar Rafsanjani, y el ex ministro iraní de Relaciones Exteriores Alí Akbar Velayati. Pero es de incautos pensar que Irán entregará a sus dignatarios para ser juzgados.
Debido a que será prácticamente ineludible que la violencia explote en Argentina y el resto del Cono Sur, pues el consorcio de dictadores del Siglo 21 quiere quedarse en el poder para siempre, el canciller Timerman, al igual que sus compañeros latinoamericanos, procura el apoyo iraní. Mas qué ocurre detrás de esa búsqueda de un “acuerdo de olvido” con Irán.
Los musulmanes tienen una sola meta: dominar el mundo y subyugarlo bajo la Sharia. Lo intentaron dos veces en el pasado y aunque les salió mal, ocuparon parte de Europa y Asia Menor durante siglos. Como ahora tienen dinero y las distancias se acortaron con los aviones que tienen, decidieron penetrar en América Latina. La mayor embajada iraní del mundo está en Venezuela, que también es la sede de Hezbollah Latinoamérica. En Bolivia la embajada con más operarios --están registrados 150-- es la de Irán.
Si se diera un levantamiento contra los gobernantes en cualquiera de estos países, Irán los defenderá pues tiene los medios económicos y militares para ayudarlos, exactamente como hace en Siria. Por eso el Canciller Timerman necesita encontrar cómo los argentinos, y especialmente los judíos argentinos, se olviden del caso AMIA.
Hace poco se realizaron elecciones en las dos más importantes instituciones judías de Argentina: la DAIA y la AMIA. Pero ambas se están politizando de acuerdo a las corrientes de pensamiento dominantes en el país, que son prácticamente dos: peronistas y no peronistas.
¿Es bueno o malo que se politicen? Es inevitable. Lo que sucede en Israel nos afecta a todos los judíos del mundo. Un gobierno enemigo del estado de Israel, es enemigo de los judíos, donde quiera que se encuentren y viceversa. Quien odia a los judíos obviamente odia a Israel. La relación es directamente proporcional. No existe eso de que “yo no soy antisemita, soy anti sionista”. Sin Israel los judíos de la diáspora estaríamos en serios problemas, pues el antisemitismo está en su punto más alto, debido a la poderosa publicidad árabe e izquierdista.
El Canciller Timerman es el principal alentador de esta nueva forma de antisemitismo en Argentina, porque solamente los gobernantes iraníes niegan el Holocausto y se han propuesto destruir a Israel con armas atómicas. ¿Y qué hacen los nuevos líderes de la comunidad argentina? Absolutamente nada. Al menos debían pedir su censura, algo que en el catolicismo llaman “excomulgación”, y en hebreo Herem o Jerem, que significa la expulsión de la colectividad judía. Es lo que le corresponde. [©FIRMAS PRESS]
*Analista político boliviano. E-mail: http://josebrechner.com
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