Por José Brechner
Estados Unidos y Europa están evitando involucrarse en la guerra contra Rusia, igual que hicieron cuando Alemania invadió Polonia en 1939 e inició la Segunda Guerra Mundial. No funcionó entonces y no funcionará ahora. Esta no es una guerra netamente regional, es una guerra contra la libertad. No hay forma de evitar meterse en el embrollo.
Los motivos que dieron origen a la Segunda Guerra Mundial hace 83 años fueron parecidos: Alemania se sentía humillada por haber perdido la Primera Guerra y quería instaurar el Tercer Reich. Rusia se siente humillada por haber perdido la Guerra Fría y quiere reinstaurar la Unión Soviética. En realidad no era Alemania la humillada, sino Hitler, el acomplejado criminal más grande de la historia quien convenció a los alemanes de que su causa era justa.
Hoy el desquiciado es Putin, con características psicológicas distintas pues el tipo no odia a nadie ni tiene complejos raciales, simplemente cultiva una desmedida ambición de poder, igual que Stalin, Mao, Genghis Khan y otros megalómanos que pasaron por los libros para que nadie los recuerde con cariño.
A la velocidad en que se están moviendo los acontecimientos, los americanos y europeos estarán inmersos en la batalla hasta el cuello, a menos que se declare un alto al fuego o se firme una paz que nos transporte a la misma situación en la que estábamos hace dos semanas.
Esto nunca debió comenzar y Biden, Putin, Zelensky y Stoltenberg, son culpables de esta guerra en las mismas proporciones. Ninguno mostró flexibilidad en las negociaciones.
Durante el período de preguerra, antes de que Putin soltara los perros, Antony Blinken y el Ministro de Exteriores de Ucrania, innecesariamente, firmaron un acuerdo, el 10 de Noviembre de 2021, en el cual Estados Unidos ratifica que apoyará a Ucrania contra la agresión rusa.
El documento pasó desapercibido para los periodistas, no para Putin, que ya tenía desplegadas decenas de miles de tropas en su frontera con Ucrania, pues esta guerra viene marinándose por años; se necesitaba al idiota perfecto en la Casa Blanca para avanzar. El objetivo ruso es uno solo: territorial. La máxima rusa siempre fue: "La gente se reproduce, la tierra no".
Zelensky, finalmente está considerando aceptar la propuesta de paz rusa que consiste de tres puntos: 1) Aceptar que Crimea pertenece a Rusia. 2) Aceptar como independientes a las dos nuevas naciones en Donbas. 3) No aliarse con la OTAN.
La otra opción que queda, es luchar contra Putin hasta vencerlo. Ucrania sola no podrá lograrlo, necesita del apoyo de Estados Unidos y si los americanos entran en la batalla, habrá una guerra nuclear. Es la única manera en que Rusia se puede defender, porque es evidente que sus Fuerzas Armadas no están preparadas para una guerra convencional y no tienen la capacidad de resistir por mucho tiempo bajo la actual presión económica.
Entre las guerras innecesarias esta se lleva la flor. Los puntos que Putin propone para detener el ataque son los mismos que planteó antes del ataque, con excepción del reconocimiento a las nuevas naciones que se consolidaron la semana pasada.
Zelensky, por primera vez dijo, que "la OTAN no está preparada para recibir a Ucrania" y que está dispuesto a considerar las demandas rusas. Algo que debió hacer el día en que tomó el poder, pero con un cuadrado con cabeza de alfiler como Jens Stoltenberg (Secretario de la OTAN) que lo incitó a mantenerse inamovible en su deseo de formar parte del Tratado, a quien se le sumó el minusválido mental de Joe Biden, quien fortaleció la idea y además dijo que no intervendría militarmente en la guerra, dándole luz verde a Putin; la masacre continúa.
Aceptar las condiciones de Putin a cambio de que no se inmiscuya nunca más en Ucrania y permita que Kiv se una a la Unión Económica Europea, es la solución más sana. Putin se retiraría como un vencedor y Zelensky como un héroe nacional. La gente como de costumbre, no sabrá cómo se inció el lío y aplaudirá.
Si las decisiones rusas estuviesen en manos de un parlamento elegido democráticamente, la guerra no se hubiese iniciado. Los rusos están siendo engañados para combatir a un enemigo inexistente. Se les dijo que Kiv está bajo el control de neonazis que están masacrando a los rusos que habitan en Ucrania.
Putin clausuró Twitter, Facebook y todos los sistemas de intercomunicación personal y colectiva y mucha gente en Rusia ni siquiera sabe que están en guerra. Las mismas fuerzas invasoras rusas no saben por qué están marchando sobre Ucrania y los jóvenes soldados están empezando a entrar en una crisis emocional. Simplemente, no tienen una motivación que justifique una guerra de agresión.
Lo peor es que no hay vuelta atrás. La situación es irreversible. Putin no puede perder y no hay manera de que pueda ganar.
Putin no puede retirarse derrotado y quedarse como presidente. Ningún autócrata puede perder una guerra y mantenerse como autócrata. Se metió en algo que no calculó debidamente. Cuando uno inicia una guerra lo hace convencido de que va a ganar, la derrota no está contemplada. La masacre nuclear o el suicidio son las únicas alternativas que le van a quedar pues el mundo y los rusos están en su contra. A menos que firme un tratado de paz.
La propuesta de paz planteada por él mismo sigue siendo la mejor alternativa, pese a que todo lo que hizo es ilegal e injusto.
Negociar con dictadores vuelve vulnerables a las democracias, pero no hay opción. La mayoría del mundo no es democrático y no está preparado para manejarse en democracia. Los países del Segundo y Tercer Mundo son democráticos de la boca para afuera.
¿De qué nos sirve la democracia? La mayor virtud de la democracia es que nunca hubo una guerra entre democracias. Por lo demás, el sistema esta lleno de imperfecciones, el peor de todos es que todos votan; inteligentes, idiotas; cultos, ignorantes; decentes, indecentes.
Un silogismo categórico es el siguiente:
La mayoría de la gente es ignorante.
La democracia es el gobierno de la mayoría.
Por lo tanto, la democracia es el gobierno de los ignorantes.
La ignorancia en el poder fomenta la mediocridad. Cualquier imbécil puede ser elegido de diputado, senador o presidente, pues tiene buena pinta, juega bien al fútbol, canta bonito, es famoso, es mujer, homosexual, de otro color, o cualquier otro motivo que no tiene nada que ver con manejar un estado.
Inclusive, los enemigos de la democracia pueden ejercer y votar contra la democracia. Este es el principal y peor defecto del sistema. Los totalitaristas: socialistas, comunistas, nazis, tienen derecho a participar en el juego democrático y tener partidos políticos para destruir la libertad. Esta contradicción debe ser rectificada.
No se puede usar la libertad para destruir la libertad y no se puede usar la democracia para destruir la democracia. Este debería ser el artículo número uno de toda constitución o conjunto de leyes que hacen a un país libre. Pero no lo es y ni siquiera es mencionado. Algunos juristas dicen que eso está sobreentendido; eso es incorrecto. Lo que la ley no especifica no es ley. Lo que la ley no prohíbe está permitido.
¿Se puede acabar con las dictaduras? Primero hay que acabar con las pseudodemocracias que existen en Latinoamérica, Africa y Asia, sacándolas de posiciones ejecutivas y de importancia en las Naciones Unidas. Hay que dejar de glorificar a China que es una dictadura más represiva que la rusa. Hay que sancionar económicamente a los países que violan los derechos humanos. Hay que sacar a los socialistas, nazis y comunistas de los congresos y parlamentos democráticos del mundo. La guerra de fondo es entre libertad y autoritarismo.
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