José Brechner
El error más grande que cometieron los analistas, los burócratas y los gobernantes, es creer que Putin no iba a hacer nada contra Ucrania después de desplegar más de cien mil soldados en su frontera.
Cuando el hombre más poderoso del mundo -nadie lo supera en dinero y fuerza- le dice a su vecino que deje de negociar con la OTAN -su principal enemigo- y no lo toman en serio, sucede lo que está ocurriendo.
A nadie le gusta ser menospreciado, menos si se es verdaderamente importante. Vladimir Putin, de forma infame, les dió una lección a los arrogantes occidentales. Se metió en algo que él mismo no sabe cómo terminará y ha puesto en riesgo todo lo que tiene, pero ha dejado en claro que con él no se juega.
Recordemos cómo empezó esto. Joe Biden y Jens Stoltenberg impulsaron a Volodymir Zelensky a mantener su postura desafiante de formar parte de la OTAN sabiendo que no conduciría a nada concreto. El comediante, que no entiende nada de política, se envalentonó y se mantuvo intransigente en su demanda, después de reunirse con Biden y salir en las portadas de todos los periódicos.
La popularidad de Zelensky estaba por el piso; contaba apenas con 28% de aprobación, pero cambió abruptamente a 96% después de plantársele a Putin. De despistado pasó a héroe nacional en un día.
Todo es cuestión de ego. Putin no tolera que lo menosprecien y Zelensky, un apasionado de las cámaras y el tablado, adora ser un personaje de alcance mundial.
Para continuar con esta barbaridad, que nunca debió comenzar, lo único que les queda es mentir y justificar la batalla. Como de costumbre, la gran mayoría de la gente no sigue de cerca, ni entiende de los asuntos políticos mundiales o sea que esto puede ser acomodado de forma que se obtengan beneficios.
La táctica que están utilizando es como la de Hitler, mentir al pueblo, pues necesitan de su apoyo. Goebbels decía: "Miente, miente, que algo queda".
Biden anda diciendo en Estados Unidos que el precio desmedido de la gasolina, la inflación, la escasez de algunos productos básicos y todo lo malo que ocurre, es por culpa de Putin. La prohibición de Biden de explotar combustibles fósiles en USA y sus sucesivas erradas desiciones, no tienen nada que ver con la crisis.
Putin dice que la culpa de la guerra la tienen neonazis apoyados por Zelensky que atacaron a la población rusa en Ucrania. Justamente lo que él hizo pero al revés, contrató al Grupo Wagner y sus mercenarios para aterrorizar a los ucranianos en Donbas.
Zelensky apuesta a ser la víctima inocente, sin embargo, pudo evitar el conflicto cortando sus vínculos con Stoltenberg. Obviamente, ganó popularidad con sus súbditos, quienes aplauden orgullosos su altiva actitud frente a Putin, pues hace mucho que están hastiados de su entrometimiento en Ucrania.
Jens Stoltenberg es un burócrata progresista que dijo que la OTAN solamente actuaría si alguno de sus miembros es atacado, tal como está escrito en sus reglamentos. Después de la reunión cumbre en Bruselas, anunció que la OTAN tomará medidas, pero no dijo de qué índole, si Rusia utiliza armas químicas, biológicas o nucleares.
Con la guerra, Stoltenberg encontró una manera de justificar su sueldo, porque fue advertido por Trump con que la OTAN iba ha dejar de ser subdiada por los Estados Unidos ya que es una institución contradictoria e inoperante. (La OTAN es como la ONU).
Ninguno es inocente; Putin es el mayor culpable y lo que hizo es ilegítimo e irracional, pero todos sabían en dónde se metían y no midieron las consecuencias.
El gobierno de Zelensky está formado por jóvenes neófitos sin una mínima experiencia política. El de Biden está formado por fanáticos ideólogos progresistas, empecinados con imponer sus ideas liberales socialistas, a todo costo. Y Putin, es el gobierno, manejado por él y nadie más.
Joe Biden no quiere intervenir en la batalla, tal como hizo Franklin D. Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial. FDR era mentiroso, falso y teatrero. La gente ni siquiera sabía que era inválido; lo escondía cautelosamente. No fue sino hasta el 7 de Diciembre de 1941, cuando Estados Unidos fue atacado en Pearl Harbor, que Roosevelt se vió obligado a involucrar a su país en la guerra.
Parece que Biden está esperando a que se dé y rogando a que no se dé, una situación semejante. En cualquier momento, algún país miembro de la OTAN puede ser equivocadamente golpeado por una esquirla y la guerra cumplirá el requisito burocrático que exige Stoltenberg.
Los infantiles parlamentarios ucranianos están pidiendo que la OTAN se involucre, sin medir las consecuencias. Si la OTAN entra, habrá una respuesta nuclear de Rusia. Putin no tiene otra alternativa. Esta es la parte crucial.
El desgaste del ejército ruso es brutal. Los soldados están sufriendo la falta de pertrechos. No saben por qué están peleando. Muchos creen que están entrando a liberar Ucrania de los supuestos neonazis y son recibidos a tiros por los ucranianos.
Putin no imaginó que esta incursión terrestre duraría tanto tiempo y menos que pueda fracasar, pero no hay que perder la perspectiva, el ejército ruso sigue siendo mucho más poderoso que el ucraniano. La cuestión es que no hay avance y todo se le complicó. Sólo le queda llegar a un acuerdo o emplear la fuerza aérea más enérgicamente.
El bloqueo económico mundial esta siendo efectivo. En esto hay que darle mérito a Blinken; esta es una advertencia contundente para China si decide atacar Taiwán. El mundo ha cambiado más de lo imaginado, la interdependencia es imprescindible. La conciencia planetaria se está formando.
Putin ha planteado los términos para firmar un convenio de paz que deberían empezar a negociar inmediatamente para detener los bombardeos.
Si llegan a una concertación, habrá un flujo de dinero jamás visto hacia Ucrania para reconstruir sus ciudades y los países tendrán que restablecer sus negocios con Rusia. Después habrá que contarle la verdad a la gente o inventar una nueva mentira, para que las relaciones vecinales se normalicen. Si pretenden juzgar y condenar a Putin por cometer crímenes de lesa humanidad, la guerra nuclear está garantizada, a menos que haya un golpe de estado en Moscú.
Últimos comentarios