José Brechner
Carlos Mesa, el "candidato opositor", favorito en las recientes elecciones presidenciales en Bolivia, fue un popular periodista de televisión, que se hizo conocido y aparentemente apreciado, tras años de mostrar su rostro en las pantallas del noticiero más visto del país.
Mesa llegó a la política debido a que el Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, lo nombró su acompañante para la vicepresidencia (2002). El comunicador brilló por su egolatría, mediocridad, traición a Sánchez de Lozada y desprecio al partido que lo llevó al poder, el Movimiento Nacionalista Revolucionario, del que nunca fue militante, pues fue invitado a formar parte de la fórmula presidencial como independiente.
Carlos Mesa fue el golpista propiciador del ascenso de Evo Morales al poder.
Durante su gobierno se empezaron a palpar los primeros síntomas del populismo indigenista que culminaría con la victoria del Movimiento al Socialismo en 2005.
Mesa tuvo un papel protagónico importante durante los primeros años de vida democrática moderna. Inicialmente, con un estilo mesurado y mayor cultura que la media del país, logró encaminar con opiniones sensatas el pensamiento democrático, más allá del color político. Su labor fue encomiable. Enseñó democracia a un pueblo de larga tradición golpista y autocrática.
A medida que crecía popularmente, su vanidad consumió su espíritu periodístico y sus opiniones se convirtieron en la voz de la conciencia ciudadana. Carlos Mesa indicaba cómo debíamos pensar los bolivianos.
Pese al narcisismo que empezaba a consumirlo, muchos lo consideraban el hombre prudente que apaciguaba con razonamientos lógicos a los creadores de conflictos.
Inesperadamente, desde la vicepresidencia, Mesa dio un mini golpe de estado y tomó el poder, dando un giro de 180 grados hacia la izquierda, sorprendiendo a la ciudadanía, que tenía un concepto conservador de su persona. Al fin y al cabo, Mesa celebró desde las pantallas, las medidas económicas privatistas, liberales, de los gobiernos de Paz Estenssoro y Sánchez de Lozada. Nadie imaginó que todo lo que hablaba era mentira.
Convocó a elecciones generales en un plazo de cinco meses, de forma que nadie en la oposición pudiese organizarse. Llamó a elecciones para prefectos, (gobernadores) en un plazo de tres meses, exigiendo el apoyo inicial de 10.000 firmas para la habilitación de cada candidato, de manera que hubiera pocos contendientes y él controlase los departamentos (provincias).
El peor gobierno que tuvo Bolivia en su moderna vida democrática, fue el de Carlos Mesa. Lo primero que hizo, fue nombrar a un gabinete de extrema izquierda como su equipo de apoyo.
Su Ministro de Relaciones Exteriores, Juan Ignacio Siles del Valle, es un fervoroso admirador del Che Guevara, a quien le dedicó varios libros de su autoría. El Canciller Siles, viajó a Cuba para abrazar a Castro y presentar en La Habana una edición en homenaje al guerrillero.
El socialista Mesa, le abrió las puertas del poder a Evo Morales en el Ejecutivo, entregándole dos ministerios. El camino hacia el totalitarismo en Bolivia se encontraba libre de obstáculos para el futuro tirano Evo Morales. Se le dio todas las herramientas para alcanzar sus metas. Al Presidente Carlos Mesa lo único que le interesaba era seguir recibiendo privilegios. Igual que ahora.
En el fondo, el “culto” Mesa y el “inculto” Morales, tienen mucho en común. Ambos son pequeños burgueses-socialistas, encandilados con el poder y el dinero, que les permite darse todos los lujos. Uno y otro son expertos en la farsa. Uno no es agricultor, ni minero, el otro no es historiador, ni estadista. Son oportunistas.
El co-gobernante MAS, se aferró a sus dos ministerios, Asuntos Indígenas y Educación. También recibió la embajada en Paraguay y varios vice ministerios. El presidente encontró a su aliado perfecto. Le permitía viajar y lucirse como un pavo real en todo evento social. Eso es lo que más le gusta.
No sentía temor a que hubieran manifestaciones en su contra, ya que el autor de esos desmadres era Evo que estaba muy contento organizando su futuro gobierno desde adentro, bajo las directrices de los cubanos, con cientos de millones de dólares llegados de Venezuela.
Mesa anunció abiertamente que el próximo presidente debía ser Evo Morales. Carlos Mesa decidió por todos los bolivianos lo que debía suceder en el país y lo logró. ¡Ahora por segunda vez!
Carlos Mesa fue un traidor a su presidente, a la democracia y al pueblo. En las elecciones actuales continuó con su tradición traicionera, reconociendo la victoria del MAS en boca de urna al día siguiente de las elecciones, sin verificación del sufragio. Su socio, Evo Morales, sabrá retribuir nuevamente el favor.
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