José Brechner
No ha sucedido jamás, en ninguna parte, que un presidente haya sido reelegido después de una calamidad que mató a miles o a millones. La oposición tiende a echarle la culpa al gobierno de cualquier asunto que le afecte a la ciudadanía, por más que el culpable de las desgracias sea un microbio sin cerebro (y no me refiero a Evo Morales ni Maduro) al que la política no le interesa.
Donald Trump no es el individuo más elocuente, sus discursos son aburridos e insustanciales, pero es sincero, auténtico y un exitoso ejecutivo, o sea, no es político sino administrador (ejecutivo). El Donald tiene sentido común e inteligencia. En cuatro años destruyó a DAESH (ISIL o ISIS) pero no lo supo propagandear.
La gente no parece darse cuenta de que los ataques terroristas que mataban a civiles cada semana durante la presidencia de Barack Obama, desaparecieron. Únicamente este logro que nos dio paz y tranquilidad mundial por cuatro años es motivo suficiente para votar por Trump, pero la multitud tiene minúscula memoria.
En los Estados Unidos, Trump, logró superar récords positivos en lo económico y social que nunca se vieron; especialmente en favor de las minorías étnicas. Estos grupos los constituyen los negros que juegan a ser las víctimas de la esclavitud desde hace 200 años y los latinos que emigramos buscando vivir y trabajar en libertad, sin abusos.
En América Latina, igual que en Estados Unidos (que se volvió extremista) la montaña rusa política nos lleva de arriba a abajo cada vez que hay un cambio gubernamental, las secuelas de lo que sucede en Estados Unidos son de vida o muerte para la humanidad.
Barack Obama, un ultra izquierdista, admirador del Che Guevara y Fidel Castro, abrió relaciones diplomáticas con Cuba de forma unilateral, desdeñando al millón de disidentes asesinados, los presos políticos, la opresión y la miseria.
Trump volvió a romper relaciones con Cuba retornando a la cordura, ya que son los comunistas cubanos los que manejan Venezuela, Nicaragua y Bolivia; y, son los mejores amigos de los peronistas-comunistas (imbecilidad incoherente sólo posible en la Argentina) el Frente Amplio en el Uruguay y el Partido de los Trabajadores en Brasil.
Los sondeos son abrumadoramente favorables a Joe Biden, no por tener alguna virtud, sino por ser el opositor a Trump. Biden es un cero en política, nunca dijo ni hizo nada relevante en medio siglo en el congreso ni en ocho años de vicepresidente al lado del incompetente, traidor, Obama.
El hombre está ido. Ni siquiera puede leer con coherencia y es incapaz de contestar a cualquier pregunta, aunque se la pasen de antemano, de manera que se mantiene escondido aprovechando del aislamiento provocado por el virus comunista chino.
Nadie cree que pueda hacer un buen mandato ni que pueda terminarlo vivo o, sano mentalmente, de ahí que su compañera de fórmula Kamala Harris, una mentirosa, neocomunista, de la que sus propios padres se averguenzan, puede llegar a ser presidente y destruir no solamente a Estados Unidos, sino a Latinoamérica, dando fuerza a Maduro, Cristina, Evo y el resto de la basura que sigue dirigiendo las riendas, pues les sobra el dinero.
Si Trump pierde, el virus chino no va a desaparecer, de manera que el mismo motivo que está haciendo trastabillar a los republicanos, será el verdugo de los demócratas.
Una vacuna por más buena que sea, cuando el virus es aeróbico y mutante, puede funcionar con algunos y no con otros. Cientos de miles de expertos en biología y medicina están trabajando para encontrar la cura contra el mortal microbio, más todavía no hay ningún resultado confiable.
El confinamiento está enloqueciendo a la gente. La anarquía ha tomado las calles de las grandes ciudades en Estados Unidos. Los gobernadores izquierdistas no están aplicando ninguna medida represiva contra los alborotadores, más bien les apoyan, de manera que el caos es monumental y será peor.
Los irracionales manifestantes, completamente dopados con metanfetaminas (a los soldados nazis les daban metanfetaminas para hacerlos más crueles, violentos y resistentes) piden acabar con los policías y, los demócratas de la línea de Harris los apoyan.
Con Biden-Harris en el poder, Estados Unidos se hundirá en el desgobierno, la inflación, la pobreza y la inseguridad. América Latina que sufre los coletazos del norte, será el receptáculo de sus actos, que pueden dar mayor fuerza a los neocomunistas, hasta que alguien empuñe el sable.
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