Por José Brechner
Bernard Lewis, el experto más grande en historia árabe e islam, dijo que Europa sería musulmana para finales del siglo XX, no dijo que los musulmanes serían mayoría. Su predicción es palpable. Los europeos son reacios a aceptar la pasmosa realidad, de que los musulmanes han tomado el control de sus ciudades.
Las declaraciones del alcalde de Londres, Sadiq Khan, quien dijo después del atentado sobre el Puente Westminster, cercano al parlamento, que “son cosas a las que hay que acostumbrarse en las ciudades grandes”, es un insulto a la civilización y un anuncio de crímenes por venir. Khan es musulmán.
El islam moderado nunca existió, ni existe. Hay musulmanes moderados, que teóricamente son la mayoría, pero la mayoría es irrelevante. Si fuese relevante, hubiese actuado hace tiempo, poniendo freno al radicalismo.
En realidad, ninguna religión es moderada, porque Dios es absoluto y la religión impone que aceptes su potestad al cien por ciento. Para los clérigos no hay puntos intermedios, o crees o no crees. El asunto es, que si crees en todo eres ingenuo y si no crees en todo, eres un hereje.
En los tres principales cultos monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam, los judíos y cristianos evolucionamos y aprendimos a convivir sin delirios, aceptando la fe del prójimo, sin hacerla motivo de vida o muerte. Los musulmanes, contrariamente, no cambiaron en nada en 1300 años y hoy son más violentos y salvajes que ayer.
La diferencia fundamental entre las tres religiones, es que el cristianismo y el islam hacen proselitismo, buscando el dominio sobre la Tierra. Estamos en el año 2017 A.D. La abreviación universalmente usada en latín: “A.D.”, que también es utilizada en inglés y que la mayoría cree que significa “After Death” (después de la muerte de Cristo) significa “Anno Domini”, “Año del Dominio” del cristianismo. Teología que, siendo convincente para 2000 millones, no lo es para 5000 millones adicionales de terráqueos, que no son cristianos.
Debido a su absolutismo (por ej.: el celibato o la indiscutible obediencia al Papa, en el catolicismo) el Vaticano ha perdido millones de fieles. El judaísmo, siendo menos extremista, perdió proporcionalmente muchos más, pues su primera ley es reconocer el libre albedrío del ser humano y no hace campañas para obtener adeptos o retener a los suyos. El judaísmo prohíbe hacer proselitismo. Si quieres ser judío eres bienvenido, pero no esperes a que te vengan a buscar.
El islam en el lado opuesto de la cancha judeo-cristiana, es el más tenaz, feroz y decidido procurador de seguidores, por las buenas o las malas. Desde que Mahoma se convirtió en el líder de los árabes, el objetivo del islam ha sido y sigue siendo el dominio del mundo bajo sus leyes, las normas del Corán: la Sharia.
Los egipcios no eran musulmanes, adoraban a Ra. Tampoco los tunecinos, ex cartagineses, de creencias politeístas como otros cananeítas. Tampoco los marroquíes, iraquíes, sirios, libaneses (que eran mezcla de cananeítas y fenicios). Los iraníes eran persas creyentes en Zoroastro.
En fin, los musulmanes los invadieron a todos, y los subyugaron a sus creencias y maneras, mucho antes de que hicieran lo mismo en Europa, donde conquistaron territorios en el oriente y fracasaron parcialmente en el occidente, hasta la derrota del Imperio Otomano en 1918 durante la Primera Guerra Mundial.
En el islam, la política es la religión, de manera que la invasión de otros pueblos es un objetivo celestial, encomendado por Alá. La violencia es aplicada, a menos que los infieles se sometan a sus maneras por su propia voluntad. Ese es el camino que ingenuamente está tomando Europa.
Los europeos están cometiendo suicidio en masa. Por respetar las costumbres musulmanas, dejaron de valorar los principios judeo-cristianos. Tal vez, en algún momento reaccionarán, mientras más tarde lo hagan, peores serán las consecuencias.
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