Por José Brechner
El antisemitismo disfrazado de anti sionismo, comenzó en 1967 después de la Guerra de los Seis Días. Las izquierdas (inclusive las izquierdas judías) inconscientes del daño que causaban, fueron portavoces del equivocado concepto, de que Israel y los palestinos (nómadas que se instalaron en Jerusalem, Judea y Samaria) podrían vivir en paz, codo a codo. Esta premisa fue fervorosamente sustentada inicialmente por Hillary Clinton y el Partido Demócrata de los Estados Unidos.
La realidad es que los árabes musulmanes, nunca se llevaron muy bien con ninguno de sus vecinos. Los mahometanos, siguen viviendo en un estado mental que corresponde a la Edad Media.
Los musulmanes vagabundos, se apoderaron de ciudades israelitas que fueron destruidas y abandonadas por sus numerosos invasores, siendo los últimos los ingleses, quienes crearon un protectorado llamado Palestina. (Nombre inventado por los Romanos).
Los palestinos estaban bajo el mando del Rey de Jordania (Abdalá I) de quien se convirtieron en su principal enemigo, hasta que lograron asesinarlo. Posteriormente, intentaron por decenas de veces de aniquilar al Rey Hussein, su sucesor; y, actualmente, viven en paz con Abdalá II. Existen 2,1 millones de palestinos en Jordania.
Después de 1967, la provocación palestina contra los jordanos se mudó a Israel y adquirió características políticas, aprovechando de que Jordania perdió su dominio sobre las antiguas ciudades israelitas con población árabe-palestina.
Con muchísimo dinero, y el apoyo político de las izquierdas europeas, israelíes, y el Partido Demócrata norteamericano; los palestinos transformaron su lucha étnica y religiosa en una batalla supuestamente territorial, más en realidad, estuvieron armando el esqueleto de lo que es hoy el terrorismo islámico moderno.
Con este brevísimo precedente, habría que pensar dos veces antes de sentarse a conversar con estos delincuentes; sin embargo, la izquierda israelí, consecuente con sus irreales principios humanistas quiere construirles un estado contiguo.
Semejante equivocación crea profundos traumas psicológicos. ¿Cómo se puede enviar a un soldado a matar a su enemigo, si simultáneamente se le dice que su enemigo también tiene derecho a tener un espacio propio en el mismo lugar en el que él habita?
La guerra es el final de la razón. Cuando no existe posibilidad de llegar a un entendimiento, se opta por las armas. Esa es la historia de la humanidad y va a seguir siendo hasta el final de los tiempos. Con los palestinos no se puede negociar. Punto.
Aprovechando del conflicto, que parece interesarle a todo el mundo como si fuese de su incumbencia, (no sucede lo mismo con la incursión en el Tíbet por parte de China, o en Ucrania por parte de Rusia) el presidente Obama con el partido demócrata, decidieron elaborar un documento condenatorio de Israel.
El inmundo panfleto que leyó John Kerry en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es el documento más antisemita que se haya elaborado desde la derrota del régimen nazi en Alemania.
Entre sus partes sobresalientes hay una que revela con ponzoñosa claridad su intención; dice así: “No puede haber un estado judío y democrático”. Si Israel quiere existir debe optar por uno u otro. ¿Por qué? ¿Por qué puede haber 57 naciones musulmanas? ¿Por qué pueden existir más de 120 países cristianos? ¿Y por qué no puede existir un Estado Judío? ¡Vil, directo y contundente, antisemitismo!
El voto en la ONU se emitió faltando apenas tres semanas para que los demócratas dejen el poder. En 70 minutos, Kerry mencionó la palabra “asentamientos”, 62 veces, como si la Biblia, las evidencias arqueológicas, más el hebreo y el pueblo judío en sí, no fuesen del lugar.
Cada palabra de Kerry, fue dicha con el propósito de deslegitimizar el derecho del pueblo judío a su milenario país y a su capital, que existen desde muchos siglos antes de que los Estados Unidos y las demás naciones votantes se crearan.
Durante la inquisición, los clérigos católicos trataron de eliminar a los judíos espiritualmente. Los nazis intentaron su exterminación física. Los demócratas, intentan hacernos desaparecer políticamente.
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