Por JOSE BRECHNER
El artículo inicial quedó pendiente con la pregunta acerca de si la homosexualidad es natural, argumento al que recurren sus más fervientes defensores.
Existen condiciones evidentes en los que hay un predominio de algún cromosoma femenino, que desbalancea el comportamiento del macho tradicional. Los casos son una minoría, sin embargo, este es el alegato más utilizado por la comunidad homosexual para obtener su aprobación social.
Muchos tenemos parientes o amigos, a quienes conocemos desde la infancia, que demostraron tendencias homosexuales desde entonces. Siguen siendo parientes y amigos y no son ni serán rechazados por nosotros, porque les tenemos afecto y son buenas personas. Más el tema de este artículo no linda con la aceptación personal que tengamos por ellos, sino del efecto social de los movimientos homosexuales.
Cada ser humano, “adulto” tiene el derecho a elegir la forma de vida que desee. A nadie tiene por qué importarle lo que cada cual haga con su cuerpo. Mientras sea privadamente.
Creo en la libertad individual como el principio básico para construir una sociedad sana y productiva. También creo que la libertad personal termina donde comienza la del prójimo. “No hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti”.
El respeto hacia los demás debe ser recíproco. Con lo único que hay que ser intolerante es con la intolerancia. Los homosexuales de Indiana, o de cualquier lugar, no tienen ningún derecho a interferir con los principios morales de los demás.
Dicho esto, podemos analizar si la homosexualidad es natural o no.
La naturaleza es sinónimo de vida. Para que exista vida en todos los niveles palpables, no microscópicos; o sea, en plantas, animales y seres humanos, debe existir la copulación y transferencia de células masculinas a las femeninas, o el intercambio de gametos entre hembras y machos.
El polen es el esperma de las plantas. Existen reproducciones asexuales de vegetales y los hay hermafroditas, pero las hortalizas no insultan, critican, o atacan a nadie, ni organizan movimientos de protesta social. Por si acaso, los animales tampoco.
Valga la aclaración, pues la analogía que hacen algunos activistas homosexuales para justificar su comportamiento, es usualmente de esa categoría.
El ser humano necesita de hembras y machos para reproducirse. La reproducción consiste en la capacidad de los seres vivos de producir seres semejantes a los existentes pues el fin de todas las especies es perpetuarse en el espacio y en el tiempo.
Consecuentemente, si todos los homosexuales se irían a vivir a una isla, y no tendrían contacto sexual con nadie del género opuesto, desaparecerían en tres generaciones. Por lo tanto el homosexualismo no es natural; no es vida, sino muerte.
El homosexualismo es una moda, como lo fue en el pasado en las evolucionadas y tolerantes Grecia, Roma, Sodoma y Gomorra.
Con excepción de las dos últimas que fueron destruidas según los creyentes por castigo divino, asunto que no entraremos a discutir, pues no tiene asidero científico según los no creyentes; Grecia y Roma decayeron, dejaron de ser cultas, vanguardistas y prósperas, y desde entonces nunca más brillaron.
Si la sociedad fomenta el homosexualismo, mostrándolo como una simple apetencia sexual inconsecuente, es lógico que éste se difunda.
Ben Carson, el médico conservador, posible candidato a la presidencia de los Estados Unidos, citó un ejemplo interesante. Dijo: Si el homosexualismo fuese innato, muchos presos no entrarían a las cárceles siendo heterosexuales y saldrían homosexuales.
Como la sociedad occidental se ha vuelto generosamente permisiva, los homosexuales aprovechan de la tolerancia ajena para imponernos su descabellado matrimonio.
Que yo recuerde, hasta hace muy poco, el matrimonio era considerado un tormento. La media de divorcios entre heterosexuales es del 50%. De los que permanecen casados sólo 30% se sienten satisfechos, lo que significa que de cada 100 matrimonios, 15 perduran felices.
Siendo estas las estadísticas, y habiéndose combatido aguerridamente durante los últimos 50 años contra la estructura matrimonial ¿por qué los homosexuales desean casarse? La respuesta es clara; por joder.
www.josebrechner.com
Últimos comentarios