Por JOSE BRECHNER
Que Venezuela haya ascendido varios puestos en la lista negra de los Estados Unidos no es motivo de preocupación para Maduro, mientras tenga a Rusia de su lado.
Desde que Hugo Chávez tomó el poder, Venezuela y USA son enemigos, no obstante, Estados Unidos sigue siendo el comprador oficial del petróleo venezolano.
Si los norteamericanos hubiesen querido intervenir en América Latina, ya lo hubiesen hecho con G.W. Bush, pero ni Republicanos, ni Demócratas, se atrevieron a hacerlo.
Las razones están claras; los bolivarianos fueron elegidos democráticamente y tienen el apoyo de Irán y de Rusia.
Entre Irán y Rusia la diferencia de poder es exponencialmente asimétrica. Rusia es la segunda potencia militar. Irán es de temer, pero no de comparar.
El aguerrido Vladimir Ras-Putin jefe absoluto de la Federación Rusa, se los mete a Barack Obama y a su Secretario de Estado, John Kerry, en su monedero de bolsillo. La capacidad política y el cociente intelectual del presidente ruso, es 300 veces superior a la de su homólogo norteamericano y su empleado.
Obama, quién difícilmente podría reconocer a Venezuela en un mapa, ha declarado que el país caribeño es un peligro para los Estados Unidos, lo que le ha permitido a Nicolás Maduro adjudicarse poderes absolutos. Uno de los variados motivos de tan alborotadora declaración, es la presencia rusa en Caracas. De dictadorcillo paso a dictador. Se auto-elevó el rango y el autoritarismo.
Washington, descubrió tardíamente, que frente a la valentía o soberbia del Presidente Ruso, que no flaquea en decir que atacará a los países bálticos si le da la gana, ha descargado y desplazado enormes cantidades de armamento en Venezuela. Misiles, submarinos, barcos de guerra y cosas por el estilo, que pocos tienen.
Por otra parte Venezuela es el puerto de vacaciones de los chicos de Hezbollah quienes se encargan de enseñar terrorismo a los remanentes paramilitares chavistas, y de enviar cocaína y asesinos a los Estados Unidos y Europa con pasaportes venezolanos. Para mayor comprensión de estos episodios, sugiero leer al escritor Carlos Alberto Montaner en su artículo, titulado: “Obama Vs Maduro: Historia secreta de un conflicto inevitable”.
Si Estados Unidos quisiera que Venezuela colapse, lo único que tiene que hacer es dejar de comprarle petróleo. La economía de ese país es la más desdichada del planeta, seguida de la Argentina y Sudáfrica.
Que USA haya magnificado su atención sobre Venezuela por primera vez, es porque el presidente norteamericano, tal vez mientras jugaba al golf, ha escuchado a sus asesores militares y se ha percatado de que Venezuela está ahí nomás. (En una reciente entrevista Obama dijo que se entera de los acontecimientos políticos a través de los noticieros).
Como la situación en Crimea no se va a resolver mientras los Demócratas gobiernen; Estados Unidos, para protegerse en caso de que se desate una guerra entre Rusia y la OTAN, está apuntando al país más cercano con tropas rusas, por temor a que se abra un nuevo flanco próximo a la Casa Blanca. Es mejor arrancar la hierba mala cuando está empezando a crecer y no cuando se convirtió en maleza.
Siendo Obama el presidente norteamericano más izquierdista, irónicamente es el menos respetado por sus pares ideológicos del exterior. Tal vez algún día él y sus compatriotas, se lleguen a dar cuenta de que a los norteamericanos no los detestan sus enemigos por ser Demócratas o Republicanos, sino simplemente por ser norteamericanos.
Washington no tuvo el coraje ni la voluntad de defender a sus diplomáticos en Bengasi, perdió su fuerte presencia en Irak y Afganistán. Su influencia en Ucrania, el Báltico, y el resto de Europa, es nula. Con esos antecedentes, Maduro puede dormir con su pajarito cantando.
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