Por José Brechner
De acuerdo al Presidente Obama, la guerra contra el Estado Islámico (ISIS) no es una guerra contra el Islam. Bajo esa perspectiva, la guerra de Vietnam no fue contra el Comunismo, sino contra los comunistas. Pero no habría comunistas si no hubiese Comunismo y no habría islamistas sin Islam.
El silogismo es aplicable a todo, no habría nazis si no existiese el Nacionalsocialismo, no habría alcohólicos si no hubiese alcohol, no habría gordos si no hubiese comida, y podemos continuar infinitamente sin decir nada. Es obvio que son las personas las que deciden qué hacer con sus vidas y qué convicción o ideología seguir. Algunas persiguen doctrinas venenosas.
La retórica utilizada por Obama no es convincente ni inteligente. Su conflicto de identidad personal lo lleva a hacer declaraciones pueriles. Su drama existencial de preferencia entre el Islam y los Estados Unidos, lo tiene en una posición tan ambigua, que no sabe cómo conciliar sus afectos.
La pregunta que lo descoloca, es: ¿Soy musulmán o estadounidense? De acuerdo a su biografía, su oratoria, su actuar, y sus amigos; es un musulmán, izquierdista, narcisista, estadounidense. Ese orden varía.
La guerra podrá no ser contra el Islam, pero para los islamistas la guerra es contra todo el que no se somete al Islam.
Para un musulmán practicante, su religión es superior a su nacionalidad, pues la religión es trascendental, mientras que la nacionalidad es un simple accidente geográfico, terrenal y temporario.
Si la guerra es sólo contra los extremistas, ¿por qué en más de medio siglo, nunca se vio una manifestación contra el Islamismo Radical por parte de los musulmanes moderados, que se supone son la mayoría? ¿Por qué ningún gobierno árabe, con excepción de Egipto, reprimió a sus incendiarios clérigos?
Remover los cerradísimos conceptos que tienen los mahometanos acerca de la sociedad y sus leyes, es dificilísimo. Después de esta guerra, en que los musulmanes se están apoyando en Occidente para matar musulmanes, podría haber una apertura hacia la mesura y el laicismo. Irán la vivió con Sha, y Turquía con Ataturk. Pero primero deben ser derrotados todos los islamistas. Física y políticamente.
Hay que acabar con el ISIS e Irán y lograr acuerdos de paz entre los saudíes, israelíes y demás habitantes del barrio. De lo contrario habrá guerra contra los mismos países que Estados Unidos está armando. Obama se equivoca si cree que Irán podría ser un aliado confiable.
Los saudíes se convirtieron en moderados porque están viejos. El inconveniente está en los jóvenes, que se han vuelto más sádicos, intransigentes y asesinos que sus antecesores. Es su manera de sentirse “parte de” algo. El espíritu gregario los convierte en lo que el grupo es. En las universidades quieren formar parte de las fraternidades, en el Islam quieren ser del ISIS y portar una metralleta.
Desde que nacen, los padres musulmanes educan a sus hijos con el odio hacia los infieles. Lo mismo hicieron los cristianos contra los judíos, basándose en la repetitiva mentira de que condenaron a Jesús, como si los judíos subyugados bajo el más sanguinario déspota romano, Poncio Pilatos, hubiesen tenido algún poder.
La mentira fue el arma más efectiva de Hitler. Si la repites vigorosamente se convierte en certitud para los ingenuos.
Una religión es más penetrante que una ideología política, pero puede ser una gran mentira. ¿Es verdad que hay un paraíso con seductoras vírgenes para cada hombre musulmán? ¿Hay que morir para disfrutar de la vida? El paraíso musulmán los occidentales lo tenemos en el mundo real, sin vírgenes.
¿Hay un paraíso judeo-cristiano donde te rodean querubines tocando el soporífero arpa? Decía Hemingway: “Por la tranquilidad me atrae el paraíso, pero por la compañía prefiero el infierno”.
Las religiones son beneficiosas si te ayudan a elevarte espiritualmente y ser mejor persona, o son el instrumento de dominio colectivo más sombrío creado por el hombre.
El Korán está sujeto a la interpretación que cada uno desee; igual que la Biblia. El Judaísmo y el Cristianismo tuvieron sus momentos de oscurantismo, y todavía tienen fanáticos. Pero ambas teologías, o por lo menos sus fieles, evolucionaron hacia la tolerancia. El Islam no.
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