Por JOSE BRECHNER
Hice mi práctica de Terapia Respiratoria Intensiva (rama médica que se especializa en mantener vivo al paciente que está en estado comatoso) en un hospital militar de San Francisco, California. El Letterman Army Medical Center, que hoy, rediseñado, es el estudio de filmación de George Lucas: Lucasfilm.
Un día nos llegó un enfermo originario de las islas del Pacífico Sur donde el ejército de los Estados Unidos tiene bases militares. El hombre (le llamaremos Hugo) no podía comunicarse verbalmente pues no sabía inglés, ni ninguna lengua conocida, más que su dialecto nativo.
Hugo pasaba impredeciblemente de la conciencia al coma y permanecía semanas en estado vegetativo. Nadie tenía la más remota idea de qué era lo que padecía y yo estaba encargado de su supervivencia.
Una mañana, como de costumbre, ingreso a la Unidad de Terapia Intensiva donde había más de 60 camas y me encuentro con una imagen de ciencia ficción. Todos los médicos y enfermeras estaban con trajes parecidos a los que usan los astronautas.
Pregunto qué está sucediendo, y me contestan que según un médico especializado en enfermedades tropicales, Hugo tiene una condición mortal, espantosamente contagiosa, que puede acabar con la población de los Estados Unidos.
Después de haber estado en contacto con Hugo durante meses, empecé a reir mientras me ponía el traje de astronauta para ingresar a su nuevo habitáculo, creado a prueba de todo.
Si Hugo tenía lo que el médico dijo, de seguro que todos ya estábamos infectados. La diagnosis se hizo demasiado tarde. Mi risa fue una respuesta de autodefensa frente a algo que vi como inevitable, tal vez irreversible, y hasta cierto punto absurdo.
Afortunadamente no había nada contagioso, Hugo se recuperó, volvió a su pequeña isla, todos sobrevivimos, y nunca supimos de qué sufría.
El Virus Hemorrágico del Ebola es más conocido aunque difícil de determinar, pues sus síntomas son parecidos a la Malaria, Meningitis, Fiebre Tifoidea y otras enfermedades infecciosas. Su curación está en progreso, pero no hay todavía un remedio específico.
El Ebola, como otras enfermedades insólitas de nuestra época (Gripe Aviar, Gripe Porcina, SIDA) lo transmiten los animales, principalmente silvestres.
Un murciélago o un mono, puede propagarlo a otros animales que son comidos por algunos seres humanos. De ahí en adelante el contagio es de persona a persona a través de los fluidos corporales y el contacto con los objetos tocados por el enfermo.
Enre las ADM (Armas de Destrucción Masiva) se encuentran las biológicas. Sadam Hussein, el dictador iraquí, asustaba a Occidente, haciendo correr el rumor de que tenía almacenada Viruela junto a su arsenal de armas químicas.
La farsa era nada más que eso y nadie que conoce de estos temas le prestó atención. El único remanente del virus de la Viruela se encuentra guardado bajo las más estrictas medidas de seguridad en el CDC (Centro de Control de Enfermedades de Atlanta) que se encarga de elaborar los remedios y vacunas para las enfermedades epidémicas.
La Viruela junto con la Peste Bovina, son las únicas enfermedades que han sido totalmente erradicadas de la naturaleza por el ser humano. El virus de la Viruela se combate únicamente con la vacunación. Miles de científicos están en este instante trabajando para fabricar la vacuna contra el Ebola.
Enviar militares entrenados para hacer frente a este tipo de contingencias, es de las pocas medidas adecuadas que se pueden tomar, aunque pelear contra un enemigo microscópico es más difícil que atacar un fortín nuclear.
Lo que no es racional, es que a los enfermos se los lleve a hospitales del primer mundo para su tratamiento, pues accidentes o errores pueden ocurrir y la enfermedad cundir. Lo lógico es aislar el área de irradiación, en este caso el oeste africano, sin dejar de brindar ayuda médica.
Nuevamente nos encontramos con una situación ambigua de valores éticos y estilos de confrontación a las dificultades que es usual en Obama. El presidente norteamericano no hizo nada para evitar la muerte de su embajador y operarios en Bengazi, no quiere arriesgar la vida de soldados en Irak y Siria, pero no tiene inconveniente en poner en riesgo a la humanidad.
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