Por José Brechner
La agenda bélica es atractiva. Las carteleras muestran guerras en muchas partes, pese a que según Barack Obama, nunca hubo tanta paz y tranquilidad en el mundo desde que él tomó el poder.
Tenemos acción en Iraq, Afganistán, Siria, Rusia, Ucrania, Israel, Gaza. Ese es el programa sólo para mayores, que pese a que entienden poco o nada en profundidad, opinan drásticamente sobre los hechos.
Contra Rusia no se escuchan comentarios públicos ni privados. Ni la ONU, ni otras organizaciones “humanitarias” condenaron a nadie por el bombardeo al avión malayo abatido sobre Ucrania.
Hasta que los rebeldes pro-rusos derribaron el avíon de pasajeros, los ojos del mundo estaban sobre Israel. No dejaron de estarlo, porque es el plato favorito de los antisemitas, que son un montón, pero bombardear un avión comercial, son palabras mayores. Murieron en un segundo más personas que terroristas gazatíes en miles de bombardeos. Algo lógico por cierto, pues Israel les avisa previamente que los va a atacar.
Ocurre que lanzar un misil a 10.000 metros de altura, no es fácil. En primer lugar porque tanto el lanzacohetes como el misil cuestan millones de dólares, y los “civiles” pro-rusos en rebeldía, no son conocidos por ser millonarios. Si de alguien consiguieron ese arsenal, debe ser del ejército ruso. Para ser manipulado se requiere de expertos con alto entrenamiento para dar en el blanco, lo que indica que fueron militares quienes lo lanzaron.
Vladimir Putin no puede decir que el cohete lo robaron sin que nadie lo notara, pues tan imbéciles no somos los periodistas ni los políticos europeos, que en este momento no saben de quién es más urgente protegerse. ¿De los islamistas, o de los rusos?
Domésticamente más les vale cuidarse de los islamistas, quienes disimuladamente ya controlan varias ciudades o localidades en Francia, España, Suecia, Austria. Para no volar por los aires en una guerra abierta, les conviene resguardarse de Putin.
El mundo está en sus peores momentos desde que aparecieron Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot, Idi Amin, Castro, y tantos otros despreciables gusanos. Hoy, la lista de dirigentes asesinos también es larga y sus nombres, por lo menos los que son en árabe, son más difíciles de recordar.
Para cuando termine el mandato de los demócratas en Estados Unidos, el paquete que recibirá el próximo presidente norteamericano, será pesado. Mientras tanto, el astuto Putin va copando lugares que fueron abandonados por Obama.
El presidente ruso visitó Latinoamérica, se reunió con sus homólogos favoritos, Castro y Roussef; comunistas como esos ya no se consiguen en Europa, mantienen la mentalidad de la vieja guardia. Faltó la Bachelet.
Putin puede verse acorralado económicamente en corto tiempo. Para salir de su apuro buscará a los árabes, a quienes les sigue proveyendo con armas. ¿Cómo les venderá gas o petróleo a los mayores productores de gas y petróleo? Será pura magia.
El encono en Crimea podría degenerar en una gran guerra, asunto que no le conviene a Putin, Obama, ni los europeos. Pero no hay cómo salir del entuerto. Los rusos se pasaron de la raya, y en mi categorización, este conflicto figura como número uno.
La conflagración con Israel (número dos) es de otras proporciones, pues el enemigo está identificado y focalizado. Israel debe destruir la estructura terrorista en Gaza, y luchar contra la maquinaria mediática izquierdista-antisemita. Esa es la guerra en la que todos se meten a opinar, pues les enseñaron a ser antisemitas desde que nacieron.
La guerra con Gaza será difícil, pues hay que matar sólo a los malos. Militarmente, Israel vencerá. Mediáticamente, lleva las de perder porque existen miles de canales televisisivos sustentados por el dinero musulmán, que se encargarán de hacer su trabajo habitual de condenar a la democracia israelí y solidarizarse con los totalitaristas islamistas.
Debido a que periodísticamente la censura a Israel ya sea porque muera uno o cien mil terroristas será la misma; más les vale que eliminen a cien mil.
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