Por José Brechner
La guerra contra el Hamas debió haberse librado hace mucho tiempo, así los fanáticos islamistas no hubiesen tenido la oportunidad de armarse con toda la artillería que día a día se descubre debajo de sus escuelas, hospitales y mezquitas.
Pero Israel tuvo que esperar a ser atacada de forma visible, de manera que nadie pueda reprocharle su derecho a defenderse y vivir en paz.
Los números son contundentes. Los israelíes no van a vivir, y menos morir, bajo el acoso de los misiles lanzados deliberadamente sobre sus ciudades.
Hasta el momento, y tomando en cuenta, que algunos de los peores enemigos de Israel son izquierdistas que viven en el lugar, 95 por ciento de la población israelí está a favor de la avanzada militar.
La operación “Margen Protector” es –como todas las guerras que Israel debe librar-- “desigual”, pues los asesinos del Hamas –como de costumbre-- se escudan detrás de los niños, las mujeres, los ancianos y la población civil en general.
Se ha corroborado, que el mismo Hamas bombardea a su gente para culpar a Israel. Se acabó el Hollywood palestino.
Los cobardes islamistas, jamás usan uniforme para batallar, de manera que cualquier víctima es un “civil”, por lo menos según la prensa izquierdista y las declaraciones de los mega millonarios líderes palestinos.
Estos han hecho fortunas exorbitantes recibiendo ayuda económica “humanitaria” de Europa y los países árabes, y por supuesto, viven lejos de Gaza donde disfrutan de todos los placeres que sus clérigos prohíben.
El único territorio que los musulmanes-palestinos podían haber reclamado como propio y construido un país encima, era Gaza. Esa posibilidad hoy está descartada. Todo lo demás que demandan: Jerusalén, Judea y Samaria, siempre perteneció a Israel. Una hojeada a la Biblia basta para recordarlo.
Los gazatíes estuvieron bajo dominio de Egipto desde 1948 a 1967, más los egipcios nunca les dieron documentos de nacionalidad, ni de residencia. Los jordanos obraron de igual manera con los palestinos de Cisjordania.
Cuando el Imperio Británico dominó en la zona (1918-1948) sojuzgaron a los gazatíes manteniéndolos en la pobreza. No fueron mejores los turcos, que estuvieron antes que los ingleses, cuando el Imperio Otomano gobernó en el lugar.
Cuando Israel canjeó la Península del Sinaí con Egipto a cambio de paz, después de la Guerra de los Seis Días (1967), el presidente egipcio Anwar Sadat rechazó Gaza.
Los gazatíes y los palestinos en general, siempre fueron los parias del mundo árabe. Nadie los quiso en el pasado y nadie los quiere ahora.
Israel en un gesto humanitario que excede más de lo que cualquiera de sus “hermanos árabes” hizo por ese pueblo, les proveyó de electricidad, agua potable, caminos, servicios médicos, e hizo todo lo posible por convivir en paz con estos malagradecidos.
En 1994 en un gesto altruista, creyendo erróneamente que podían coexistir en buena vecindad, los israelíes les entregaron el control de la franja de Gaza a los jefes de la Autoridad Palestina.
Posteriormente, en 2005, Israel se replegó del lugar, sin compromisos. No pasó mucho tiempo hasta que los gazatíes sacaron a relucir sus garras y eligieron al Hamas para que los gobierne, y empezaron los bombardeos contra Israel.
Esta guerra es una bendición, pues se está librando al globo de uno de sus peores enemigos.
El Ejército de Defensa de Israel (IDF) está cumpliendo su misión a un costo muy elevado de vidas y gastos materiales. Más ahora goza del apoyo de Egipto, Arabia Saudí, Jordania, y los Emiratos Arabes Unidos, que también son blanco de los fanáticos islamistas.
Los nuevos enemigos del Medio Oriente son Irán, Hisbalá, Turquía y Qatar. Este último se metió en un baile que puede costarle todo, incluso ser la sede del campeonato mundial de fútbol en 2022.
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