Por JOSE BRECHNER
Según la antisemita prensa izquierdista, 350.000 judíos viviendo en Judea y Samaria son un peligro para la paz. Pero 1,6 millones de musulmanes viviendo en Israel, no. (???)
¿Por qué los judíos son un peligro y los musulmanes no? Porque el 90 por ciento de lo que escribe y promociona la izquierda es mentira.
Los musulmanes en Israel gozan de los mismos beneficios que cualquier ciudadano. Tienen a sus representantes en el parlamento y disfrutan de una vida productiva, apacible, en libertad. Con las nuevas leyes, los musulmanes israelíes deberán servir en el Tzahal (Ejército de Defensa de Israel). Los drusos lo hacen desde hace décadas.
Las mujeres son las más beneficiadas por la democracia israelí; pueden estudiar una profesión universitaria, obviamente pueden conducir su propio vehículo, tienen acceso a anticonceptivos, y teniendo la opción de irse a cualquier lugar del mundo, prefieren vivir en Israel.
Si de alguien puede surgir una verdadera revolución en el mundo árabe, que cambie la violencia del brutal machismo, es de las mujeres musulmanas. El ejemplo de las israelíes se filtró a Jordania y Egipto donde el clero islámico no tiene el poder absoluto. En Líbano, la influencia cristiana les permite llevar una vida más suelta.
Como la mujer musulmana israelí, libre y occidentalizada, vive de igual forma que las demás israelíes, se está gestando un fenómeno demográfico nunca antes contemplado. Ha disminuido el número de nacimientos entre los musulmanes.
Hace años, un alto líder de la OLP (hoy AP) me dijo: “Nosotros vamos a ganar la batalla demográficamente, pues mientras los israelíes tienen uno o dos hijos, nosotros tenemos nueve y los podemos amamantar con la leche de una cabra viviendo en una vivienda de un cuarto”.
Ocurre que el aburguesamiento, la planificación familiar, el sano egoísmo y el deseo de brindarles a sus hijos, así como asimismo, una vida más confortable y sana se filtró a los modernos musulmanes israelíes, y aquel presagio de mi amigo de la OLP está en reversa. Hoy en Israel es menor el crecimiento demográfico musulmán que el judío.
Según Yakov Faitelson, el mayor experto en demografía árabe-israelí: “Desde 2003, el crecimiento de la población israelí ha aumentado firmemente de 1,48 por ciento a 1,81 por ciento, mientras que el de la población árabe ha decrecido a 1,45 por ciento”. (Los estudios consideran nacimientos, decesos y migración).
El desarrollo tecnológico y económico de Israel es un factor de atracción para miles de judíos que emigran a La Tierra Prometida amparados por la Ley del Retorno. La población joven supera en número a los baby boomers y a diferencia de Europa y Estados Unidos donde los viejos y solteros son mayoría, los jóvenes judíos buscan formar familias. En el mundo árabe, los musulmanes no pueden formar familias por falta de dinero para comprar esposas.
Mientras en los Emiratos, los jeques invierten cientos de miles de millones para atraer el turismo creando una especie de Disney World musulmán, donde no se puede andar en shorts, beber alcohol, bailar en un club, ver a una mujer vestida como le da la gana, coquetear en un bar, ni disfrutar de ninguna de las cosas que nos gusta a los humanos, en Israel se desarrolla una sociedad occidental, pujante, próspera.
Cuando se trata de criticar a Israel, todos en todas partes son expertos en el tema. El antisemitismo, indudablemente inculcado por la iglesia a través de 2.000 años ha calado, pero pocos conocen ese diminuto país que dio origen a la civilización. Ahí conviven pacíficamente seis millones de judíos con 20 por ciento de musulmanes, que están más felices que en cualquier país árabe.
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