Por JOSE BRECHNER
Que los terroristas musulmanes ataquen con preferencia en aquellos lugares donde son más numerosos, no significa que no tengan células activas en todo el mundo. Ayer fue Nairobi, mañana puede ser Buenos Aires, Sao Paulo, o cualquier otra ciudad latinoamericana, pues Europa y Estados Unidos los tiene muy vigilados.
Que Osama Bin Laden esté disfrutando en el infierno de sus películas porno con sus 72 vírgenes, no indica que no quiere que sus amigos le vayan a hacer compañía. Al Qaeda sigue activa, organizando a la oposición siria y cometiendo asesinatos de pequeña envergadura, hasta que materialicen algo aterradoramente monumental que nos haga recordar que se mantienen vigentes.
Al Shabab, que originariamente fue la célula somalí de Al Qaeda, se atribuyó gloriosamente el atentado en Kenia.
De igual forma que la mayoría de los desprendimientos de Al Qaeda, los criminales de Al Shabab asesinan sin necesidad de preguntar al cuartel general. Es parte del sistema implementado por Bin Laden: “Mata a los infieles donde puedas y cuando puedas”. No necesitas permiso de nadie.
Estos valientes, expertos en asesinar civiles indefensos, separaron previamente a los musulmanes de los demás para evitar errores. Método aprendido de los nazis que separaban a los judíos de los no judíos.
En esa época a las posibles víctimas se les exigía recitar el Padre Nuestro de memoria para saber si eran o no merecedores de la daga. ¿Les habrán hecho recitar versículos del Corán a los ultimados? Dudoso, porque la mayoría de los musulmanes no sabe leer ni escribir y más de la mitad no sabe árabe.
Al Shabab que resumidamente se traduce como "Los Muchachos", tiene una particularidad interesante. Son enemigos del Sufismo, la única forma civilizada, mística y profunda del Islam: El esoterismo islámico.
En este aspecto son similares a los inquisidores españoles que asesinaron a algunas de las mejores mentes cristianas, acusándolas de herejía. Los que no perecieron en la hoguera, fueron excomulgados por la Santa Iglesia.
Los salafis y wahabís también se oponen al sufismo. No es de extrañar. Todos aquellos que se dicen poseedores de la verdad, que comúnmente son clérigos que se aprovechan de la ignorancia ajena para dominar y ganar dinero, se oponen a la búsqueda espiritual individual.
El ataque de los desquiciados religiosos, no es diferente a miles de otros que se han cometido en los últimos 50 años. La particularidad de este ataque, está en el lugar que eligieron..., Kenia. El otro sitio inesperado fue Mumbai en 2008.
Desde el punto de vista yihadista, los sitios elegidos para atacar tienen absoluta lógica. ¿Por qué buscar los espacios vigilados, si el mundo es grande y hay millones de infieles?
La culpa de que hayan muerto decenas de personas la tiene el gobierno keniata, por no saber proteger a sus ciudadanos. Aunque después del atentado tuvo la virtud de no consultar a nadie para hacer añicos a los criminales. Su presidente fue claro: “Con los terroristas no se negocia”. Lección olvidada por las izquierdas israelíes, norteamericanas y europeas.
Esa misma culpa de no defender a sus ciudadanos la tendrán los gobiernos latinoamericanos cuando los asesinatos se trasladen a sus países, que no cuentan con ninguna protección ni contra los terroristas, ni contra los delincuentes comunes.
El peligro se acentúa por la presencia bienvenida de los iraníes y su brazo terrorista, Jizbalá, en los países de la órbita socialista, liderada por Venezuela. La guerra del Islam es mundial; es sólo cuestión de tiempo, hasta que los fanáticos religiosos tiren bombas en América Latina.
http://josebrechner
Últimos comentarios