Por JOSE BRECHNER
Las declaraciones y acciones de Héctor Timerman, el canciller argentino, son cada vez más temerarias. Similares a las de su jefa; ambos están cortados con la misma tijera.
En una entrevista radial en la que fue cuestionado acerca de su relación con Israel, país que intermedió para salvar a su padre de la prisión durante la dictadura, y le ofreció ciudadanía y asilo político, Timerman dijo:“Yo no tengo ninguna deuda. Cuando se salva a una persona que está siendo perseguida, ahí no hay deudas". Agregó: "¿Qué quiere, que le haga un cheque a Israel por lo que hizo?"
Timerman mide todo con dinero, aunque nunca trabajó, como la Kirchner (por eso tienen tanto en común). Su oficio fue: “Yerno”.
Su falta de agradecimiento es una de las características de este judío antijudío. ¿Suena contradictorio? Pues no lo es. Hay individuos que se odian a sí mismos. Héctor Timerman tiene muchos motivos para auto-detestarse.
De pinta no tiene nada. Aquellos que murmuraban que era la amante de Cristina, no están correctamente informados. Para esos afanes Cristina tiene otros mejor plantados.
En inteligencia no sobresale. Eso ya lo comprobaron los argentinos. Uno puede disimular su estupidez temporalmente, pero no todo el tiempo. Sus grescas por Tweeter dieron una pauta inmediata de la cantidad de complejos que lo aquejan.
Se casó con una mujer poco agraciada. Vivió 30 años en New York y no hizo ningún amigo, ni logró influencia alguna en ningún círculo. Para llegar adonde está, tuvo que usar de su hermano que es un bróker exitoso, quien lo relacionó convenientemente y le instruyó para comprar y manejar el Consulado Argentino en New York.
Si en Argentina le quedan allegados en “la cole”, más les vale alejarse de él porque sus nombres serán publicados para que todo el mundo sepa quiénes son. Timerman debe ser confinado al aislamiento por todos los judíos del mundo y principalmente por los argentinos.
Lo interesante de Héctor, y me cuesta no tutearlo, porque lo conozco desde hace más de 40 años, es que recordando tiempos pasados y analizándolo, es el mismo que fue siempre. Como dicen los brasileros: “A los ocho como a los 80”.
Su posición ultraizquierdista antiamericana y antiisraelí viene de antes. No es su pensamiento individual, los Timerman son un clan, que heredó todo lo despreciable del padre. Pero una cosa es aguantarle majaderías al compañero de colegio, otra al ministro. Por eso es importante tener integridad.
Su soberbia y afán de figuración son inmutables. Su momento de estrellato, tal como el de Cristina llegó a su fin. Pronto a Cristina le espera la cárcel y a Héctor el ostracismo, adonde sea que vaya.
Todos los que se acerquen a él a sus hijas y a cualquier miembro de su familia, deberían ser identificados, para que la gente los pueda apuntar con el dedo. Porque aunque resulte difícil, es hora de retomar la dignidad.
Hablando de dignidad e integridad, resulta curioso, que cuando se efectuó en Enero pasado, la Asamblea Plenaria del Congreso Judío Latinoamericano en Caracas, ninguno de los más de 60 representantes que se citaron, haya planteado su excomulgación.
Del brasilero Jack Terpins, presidente del CJL, un figurón que se hizo reelegir por ovación, no se puede esperar gran cosa. Nunca hizo algo significativo. Su currículo es la suma de los cargos más irrelevantes que se pueden acumular. Fue presidente o director de organizaciones sociales y deportivas. Ese es su background político.
Si para el CJL el olvido del atentado a la AMIA y la apertura a los iraníes y Hezbollah por un Ministro de Exteriores judío no es motivo de excomulgación, entonces es hora de que revisen sus prioridades y vean si están cumpliendo con las funciones que se atribuyen.
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