Por JOSE BRECHNER
Los israelíes son los peores enemigos de sí mismos; pero así son todos los pueblos. Más Israel no puede darse el lujo de cometer errores.
Son muchos los traspiés que ha dado Israel en su historia; entre los peores están: El desprotegerse antes de la Guerra de Yom Kippur; devolver la Península de Sinaí a Egipto; hablar de territorios “ocupados” en vez de “liberados”; dejar en pie las mezquitas de La Roca y Al-Aksa; permitir que los musulmanes de Cisjordania se queden en Israel en vez de despacharlos de vuelta a Amman; y el peor de todos fue elegir de PM a Yitzhak Rabin, quien creyó que se podía negociar con terroristas.
Su desastroso legado perdura. Hoy, más del 70 por ciento de los israelíes apoya la inviable propuesta laborista de establecer dos estados colindantes.
Controvertidamente, más del 90 por ciento opina que ese planteamiento no será aceptado por los árabes palestinos.
¿Si saben que no existe un interlocutor válido, para qué siquiera mencionan dos estados? ¿Cómo puede uno sentarse a conversar con alguien que niega el derecho a la existencia del otro? ¿Se hubiese podido negociar con Hitler o Goebbels su irracional odio hacia los judíos? El odio de los musulmanes a los infieles es idéntico; es su base programática.
En vez de apoyar vigorosamente a Benjamín Netanyahu, que es el único líder decidido a prevenir que Irán adquiera poderío nuclear; los israelíes están más preocupados por su situación económica que por su supervivencia.
Votaron por el “centro”, que como todo centro, tira para el lado que le conviene cuando le conviene. Esta vez el centro aprovechó de la dificultosa situación financiera para prometer abundancia.
La endeble victoria de Netanyahu con apenas un voto de ventaja en la Knesset, lo coloca en una posición enclenque.
Esa situación se agrava con la reelección de Obama en Estados Unidos y los nombramientos que éste ha hecho en su gabinete.
El de mayor cuestionamiento es su nuevo Secretario de Defensa, el ex senador republicano Chuck Hagel.
Para que Israel pueda defender su territorio y por añadidura, la seguridad de Occidente, debe destruir las centrifugadoras nucleares de Irán. Para eso precisa del apoyo físico, logístico y diplomático de Los Estados Unidos.
Con Hagel surgen las dudas de si esa misión será cumplida, tal cual prometió Obama.
Hagel siempre ha sido suave con Irán. Consistentemente ha votado contra la imposición de sanciones contra el régimen chií, hasta llegar al punto de proponer en 2005, que Irán juegue un rol en la formación del nuevo gobierno iraquí.
En 2009, Hagel propuso que Estados Unidos negocie con el régimen de Bashar al-Assad de Siria. Lo mismo planteó hacer con Hamas y Hezbollah. También en 2009, Hagel le envió una carta a Obama recetando que Israel inicie negociaciones con Hamas.
Su hostilidad hacia Israel y la comunidad Judía-Americana ha sido motivo de severas críticas pues en vez de referirse a las relaciones de Israel con los Estados Unidos, como la de dos estados aliados, mencionó tendenciosamente al “Lobby Judío”. Su alusión desprende una estela antisemita.
Chuck Hagel fue el único miembro del Senado Norteamericano que no firmó en 1999 una carta condenatoria contra el antisemitismo en Rusia.
El año 2006, cuando Hezbollah invadió territorio israelí, mató a dos soldados, y disparó miles de cohetes sobre las poblaciones del norte de Israel, Hagel públicamente amonestó a Israel por defenderse.
Este controvertido Ministro de Defensa es sustentador de “Global Zero”, un movimiento que busca la abolición de las armas atómicas.
De acuerdo a información publicada por AP, en un artículo de Robert Burns, Chuck Hagel “sería el primero en entrar al Pentágono como un defensor público de la reducción de las armas nucleares estadounidenses, posiblemente sin un corte equivalente por parte de Rusia”.
Para los amantes de la paz, que somos la mayoría, “Love and Peace” suena bonito. Pero esa es una utopía de ingenuos; los musulmanes, comunistas y nazis, gozan matando. Mientras esos bestiales sujetos no se civilicen, hay que tener armas para defendernos, y mientras más poderosas sean éstas, menos se atreverán a atacarnos.
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