JOSE BRECHNER
Continúan las reuniones entre los regímenes afines de Argentina e Irán, iniciadas por el canciller Héctor Timerman para restablecer relaciones formales.
Hagamos memoria: El gobierno de Irán fue el autor directo del atentado a la Mutual Israelita de la Argentina “AMIA” dejando 85 muertos. Fue el asesinato masivo de judíos en la diáspora más grande después de los crímenes perpetrados en la Segunda Guerra Mundial.
Habiéndose realizado las investigaciones del caso, la justicia argentina en 2006, libró una orden de captura contra el actual ministro iraní de Defensa, Ahmad Vahidi y sus cómplices, entre los que figuraba el ex Jefe de Estado Mayor de Hezbollah, Imaz Fayez Mughniyah, que murió al explotar su automóvil cuando salía de la embajada iraní en Damasco.
En relación a Damasco, no hay que olvidar que Cristina Kirchner alabó al tirano sirio Bashar al-Assad, con quien dijo estar plenamente identificada, ratificándole que apoya la recuperación de las alturas del Golán capturadas por Israel en 1967 en la guerra de defensa que libró el Estado Judío contra el invasor árabe.
También son requeridos por la justicia argentina el viceministro de Relaciones Exteriores para Asuntos Africanos de Irán, Hadi Soleimanpour; el ex presidente iraní Alí Akbar Rafsanjani, y el ex ministro iraní de Relaciones Exteriores Alí Akbar Velayati.
Los amigos de los neocomunistas argentinos son merecedores de la horca y les llegará su momento. Pero es de incautos pensar que Irán vaya a entregar a sus dignatarios para ser juzgados.
La revolución en Siria, donde Irán es socio del gobierno represor, suma alrededor de 40.000 víctimas, asunto que no le importa a nadie, pues la violencia entre los árabes es habitual. También lo era en la Argentina hace algunas décadas, y da la impresión de que la Kirchner y su gobierno están pidiendo a gritos que se repita. Los Montoneros no pueden dejar sus hábitos.
Debido a que será prácticamente ineludible que la violencia explote en la Argentina y el resto del Cono Sur, pues el consorcio de dictadores del siglo 21 quiere quedarse en el poder para siempre, Timerman, de igual forma que sus compañeros latinoamericanos, está procurando el apoyo de Irán, porque de otra manera no podrá hacer frente al ejército argentino si hay un intento de golpe de estado.
Entendamos qué ocurre detrás de esta búsqueda de un “acuerdo de olvido” con Irán.
Los musulmanes tienen una sola meta: dominar el mundo y subyugarlo bajo la Sharia. Lo intentaron dos veces en el pasado y les salió mal, pero ocuparon parte de Europa y Asia Menor por muchos siglos. Como ahora tienen dinero, existen aviones y las distancias se han acortado, han decidido penetrar en América Latina, que es terreno virgen para el Islam.
La embajada iraní más grande del mundo se encuentra en Venezuela, que también es la sede de Hezbollah Latinoamérica. En Bolivia la embajada con mayor cantidad de operarios --registrados 150-- es la iraní.
Si se da un levantamiento contra los gobernantes en cualquiera de esos países, Irán los defenderá pues tiene los medios económicos y militares para ayudarlos, exactamente como está haciéndolo en Siria. Por eso Timerman necesita encontrarle la vuelta para que los argentinos y especialmente los judíos argentinos se olviden del caso AMIA.
La comunidad judía argentina es la más numerosa de América Latina y en Buenos Aires se encuentran sus entidades más relevantes. Hace poco se realizaron elecciones en las dos más importantes, la DAIA y la AMIA, que en épocas de tranquilidad han sido pedestales para que algunos figurones se posen encima a repartir sonrisas, dar algún discurso irrelevante, recibir aplausos y ser invitados a eventos sociales y diplomáticos.
Actualmente ambas instituciones se están politizando de acuerdo a las corrientes de pensamiento dominantes en la Argentina, que son prácticamente dos: peronistas y no peronistas. ¿Es bueno o es malo que se politicen? Es inevitable.
Lo que sucede en Israel nos afecta a todos los judíos del mundo. Un gobierno enemigo de Israel, es enemigo de los judíos, donde sea que se encuentren, y viceversa; el que odia a los judíos obviamente odia a Israel.
La relación es directamente proporcional. No existe eso de que “yo no soy antisemita, soy anti sionista”. Sin Israel los judíos de la diáspora estaríamos en serios problemas, pues el antisemitismo está en su punto más alto, debido a la poderosa publicidad árabe e izquierdista.
El Canciller Timerman es el principal alentador de esta nueva forma de antisemitismo en la Argentina, porque solamente los gobernantes iraníes niegan el Holocausto y se han propuesto destruir a Israel con armas atómicas para que no quede ningún judío.
¿Y qué hacen los nuevos líderes de la comunidad argentina? Absolutamente nada. Lo menos que podrían, es pedir su censura eclesiástica, lo que en el catolicismo se llama excomulgación y en hebreo Herem o Jerem, que significa su expulsión de la colectividad judía, que es lo que le corresponde.
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