JOSE BRECHNER
Desde que se implementó el voto computarizado en Venezuela, los expertos en informática anunciaron que el fraude sería la norma. Lo vimos en el pasado cuando demoraron nueve horas en dar los resultados de un referéndum que ni me acuerdo de que se trató pues estas falsas consultas democráticas ya excedieron la capacidad del recuerdo.
Con el sistema digital los resultados deberían haber sido inmediatos, pero ni siquiera con todos los votos que agregaron a favor del coronel durante ese largo tiempo, el oficialismo pudo vencer a la oposición, pues hubiesen excedido al número de votantes. Ese fue el primer fiasco de Chávez.
Esta vez vinieron mejor preparados. Se estima que se hizo un artificio para añadir por lo menos tres millones de votos fantasmas. Esa monumental suma tenía necesariamente que darle la ventaja a Chávez, pero el dictador sabe la verdad. Ya nadie lo quiere.
Que pese a los ardides utilizados Capriles obtuviese oficialmente 45% del sufragio, cuando las encuestas de el día anterior le daban 51% y apenas 38% a Chávez, significa que en realidad llegó a sacar cerca del 60% o más. Sobre esas cifras el coronel puede empezar a llorar. No es Bolívar.
Su revolución es rechazada y la gente está hastiada de él y su neo-comunismo. Lo mejor que puede hacer es empacar su pijama para volver al hospital en Cuba y morir cerca a su amigo de barbas, el otro hombre más odiado de América. Cristina Kirchner les pisa los talones. Tercer puesto no está nada mal para un ser tan repelente.
¿Qué viene por delante? En primer lugar; Chávez tiene cáncer. No se hizo quimioterapia para aparecer sin pelos porque está de moda, ni se hizo poner corticoides para mostrar mayor musculatura. Sus días están contados y, como el ungido recién va a elegir a su sucesor --pues en su constitución totalitarista no se vota por Presidente y Vicepresidente, sino que el ganador puede escoger a su acompañante después de las elecciones-- el futuro es hasta cierto punto predecible.
Como bien explicó Pablo Kleinman, el editor del Diario de América, en una entrevista televisada de SunNews, la constitución venezolana obliga a convocar a elecciones durante los primeros 30 días después de la muerte del primer mandatario. O sea que no hay que ser adivino para conjeturar que el próximo presidente será Henrique Capriles, pues ya es el legítimo vencedor. A menos que los gobernantes intenten hacer una trampa mayor con alguien que no goza de la popularidad del teniente coronel y eso llevaría a la confrontación.
La pregunta siguiente es: ¿Dejarán los chavistas que Capriles gobierne?
Volcarse contra más de la mitad de la población no sería buena idea, pero el coronel previno que en Venezuela podría haber una guerra civil si ganaba la oposición. Viniendo esas palabras del mandamás, significa que el oficialismo está preparándose para aferrarse al trono a toda costa. Invirtieron mucho tiempo y dinero en crear el statu quo. Chávez quiere perpetuar la revolución después de su muerte. Es la forma egocentrista de lograr la inmortalidad.
Paralelamente, y esta es la cuestión de mayor cuidado; existen intereses de dominio de los musulmanes sobre Venezuela y el continente. Los iraníes son peligrosos en serio. Hezbollah está atrincherada en Caracas y cuando se trata de matar cristianos, estos no se hacen mucho problema; más bien les causa placer.
Considerando que Israel y Estados Unidos están forzados a detener a Irán en sus proyectos nucleares, y que el 2013 la guerra contra los ayatolas es ineludible, Hezbollah va a desaparecer junto con ellos. Pero ese no es un proceso instantáneo, llevará tiempo. Esos asesinos no tienen nada para perder. Si mueren matando infieles irán al paraíso, de manera que el peligro estará latente.
Lo más probable es que muchos eventos inusuales y correlacionados se den casi simultáneamente en América Latina y el Medio Oriente, ninguno de ellos señala que será pacífico.
http://josebrechner.com
Últimos comentarios