JOSE BRECHNER
Inequívocamente, hay más chances de que estalle una guerra mundial el 2013 a que un meteorito colisione con La Tierra. En vez de pegarse a los programas televisivos de Ciencia Ficción, sería bueno mirar los noticieros.
La fanfarronería de los musulmanes está en aumento y sus amenazas son directas. La Hermandad Musulmana en control de la maquinaria sunita bajo el mando de Mohamed Morsi, empezó a envalentonarse.
Antes de viajar a Estados Unidos para la Asamblea General de la ONU, en su primera visita oficial como presidente de Egipto, Morsi puso en claro que las reglas del juego ya no serán las mismas. Dijo: “No esperen que Egipto viva bajo las reglas norteamericanas”.
Agregó una frase esencial para que los progres entiendan de una vez por todas algo que no les entra en sus diminutos cerebros: “No es posible juzgar el comportamiento ni la toma de decisiones de Egipto bajo los estándares culturales norteamericanos”.
Ese corto enunciado es la clave para discernir por qué el actuar internacional de los países occidentales, particularmente el de los manejados por los izquierdistas, es erróneo.
Aunque elogió a Obama por moverse “decisiva y rápidamente” para apoyar la Primavera Árabe, dijo que “los árabes así como los norteamericanos, quieren vivir en libertad en su propia tierra, de acuerdo a sus costumbres y valores, en forma justa y democrática”.
Esa es la gran mentira islámica, pero suena políticamente correcta. Se mencionó la palabra “democracia” y los progres se bajaron los pantalones. Esa falsa retórica que aparenta moderación también es la táctica verbal de los neocomunistas latinoamericanos.
Los islamistas no quieren vivir en paz y armonía, quieren dominar el mundo y subyugar a los infieles a sus creencias y maneras. Creen tanto en la democracia, como un cristiano o un judío en Mahoma.
En otro flanco, otro fanático musulmán, pero chiita, que no se puede sentar a conversar con Obama, pero sí con la presidente argentina o su Canciller de Bolsillo, es Mahmoud Ahmadinejad, a quien los ayatolas colocan en el freezer de tanto en tanto porque gusta demasiado del protagonismo.
Debido a su frígida situación, las declaraciones vienen últimamente de boca del Líder Supremo de Irán el Ayatola Alí Khamenei o del Comandante de la Guardia Revolucionaria Iraní, el General Mohamad Ali Jafari.
Este último dijo que: "Israel busca guerra con nosotros, pero no es claro cuándo ocurrirá". Nuevamente aparece la retórica inversa. Israel quiere guerra mientras que los buenos y tolerantes ayatolas quieren paz mundial.
“Las amenazas de Israel de atacar a Irán solamente demuestran que su enemistad con el Islam y con la revolución son serias, y eventualmente esta enemistad conducirá a un conflicto físico", expresó Jafari.
Indicó que Teherán no dudará en usar a sus aliados regionales, Hezbollah en el Líbano, y Hamás y la Yihad en Gaza. El general puntualizó que si es atacado; "Irán no estará más comprometido al Tratado de No Proliferación Nuclear".
¡Fantástico! Por fin nada menos que el Comandante de las Fuerzas Armadas Iraníes, admite que el enriquecimiento de Uranio no es con los fines pacíficos que argumentaban. Pequeña revelación, que inteligentemente la conecta al ataque preventivo israelí, que es ineludible, de manera que cuando ocurra dirá que los apacibles iraníes “fueron agredidos”.
Ahmadinejad, Khamenei y Jafari, han venido amenazando con destruir Israel, pero según esta nueva versión parece que la cosa es al revés. Los ataques en los últimos 30 años de Hezbollah sobre las poblaciones judías de la frontera norte de Israel y dentro del Líbano contra los cristianos, deben haber sido fantasías periodísticas.
Por fin se empiezan a acomodar las fichas del tablero en el lugar adecuado y no es gracias a Obama, sino más bien es por su incoherente administración.
El comienzo de La Gran Guerra, con miles de aviones, cientos de barcos, submarinos, tanques, millones de soldados y todos los juguetes cinematográficos; más artefactos bélicos que nadie se imagina que existen, está programada para 2013.
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