JOSE BRECHNER
En Marzo de 2003, la amotinadora pro-palestina Rachel Corrie de 23 años fortuitamente murió atropellada en Gaza por un bulldozer del ejército israelí.
Corrie, originaria del estado de Washington, era miembro del grupo “Movimiento Solidario Internacional” allegado a Hamas. El MSI es conocido por brindarles protección y escondites a los terroristas musulmanes.
Después del largo juicio que iniciaron los padres de Corrie contra el Ejército de Israel, el juez Oded Gershon dictaminó esta semana que lo sucedido fue un lamentable accidente y absolvió al ejército porque el incidente ocurrió en momentos de guerra y agregó que la activista ignoró las advertencias para dejar el área.
El suceso sirve para que los agitadores pro-palestinos o pro-musulmanes, que son lo mismo, pues el objetivo que persiguen es idéntico, aprendan de una vez por todas que cuando alguien se mete en un campo de batalla puede sufrir averías.
En la guerra que los progres demandan del gobierno de Israel, pero no de los terroristas ni del régimen sirio, egipcio, sudanés, chino o cualquier otro, los izquierdistas se aprovechan del estado de derecho israelí para exigir que los soldados ataquen únicamente a quienes están plenamente involucrados en la pelea.
Los militares israelíes aparentemente deben pedir un documento de identificación a cada enemigo para asegurarse de que no será una víctima indefensa. Cuando se llega a ese nivel de majadería, es lógico que caiga alguien que para empezar no debiera estar donde se metió.
Habría que ver si en Kuwait, Sudán o Afganistán, y en cualquier otra guerra del pasado reciente o antiguo se pensó de forma parecida, y si los estados se afianzaron obrando de la forma políticamente correcta que reclaman los favorecedores del terrorismo.
¿Qué tienen para alegar los europeos, asiáticos, norteamericanos, latinoamericanos, cristianos y moros, acerca de cómo se defendieron de sus enemigos, o cómo obtuvieron sus territorios?
El detalle subyacente que irrita a los antisemitas, es que los judíos después de 18 siglos de persecuciones y humillaciones, sean nuevamente dueños de su tierra usurpada y tengan un ejército poderoso que los defienda.
El doble estándar no se da con las naciones totalitarias. Los rusos, los chinos, los cubanos, entran adonde quieren y arrasan con quien quieren.
Los israelíes se defienden de los ataques de los yijadistas, y la izquierda reacciona amparando a los nazi-islamistas. CNN inmediatamente elabora la “imparcial” noticia con música árabe de fondo, Reuters fabrica fotografías tétricas y la ONU emite una condena.
Aquellos que son solidarios con Hamas y los palestinos, deberían irse a Gaza o Cisjordania y quedarse ahí. No aprovechar de la cercanía con Israel para salir corriendo del lugar cuando las cosas se ponen negras y media hora más tarde irse a tomar un café en Jerusalén para relatar el excitante episodio a sus amigos antes de partir al club de moda.
El gobierno israelí no debería dejar retornar a nadie una vez que cruzó la frontera para ayudar al enemigo.
Rachel Corrie fue víctima de su odio antisemita, estupidez aventurera, o amor por los islamistas. Nadie la forzó a viajar de Estados Unidos a Gaza. ¿Le gustaba la emoción extrema? ¡Que su familia asuma las consecuencias! Guerra es guerra, no un entretenimiento turístico.
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