JOSE BRECHNER
En Estados Unidos el presidente Obama y su contendiente republicano Mitt Romney andan codo a codo en las encuestas de preferencia electoral, con una leve ventaja para Romney de cuatro a cinco puntos según los cómputos diarios de Rassmussen.
La mayoría del electorado norteamericano tiende a prestarles atención a los candidatos 60 días antes de las elecciones, de manera que las matemáticas son todavía vagas. El único factor que se mantiene constante desde que Obama tomó la presidencia, y el más significativo para medir el resultado a futuro, es el que cuestiona la dirección en la que va el país. Sólo 30% de la población considera que Estados Unidos va en la dirección correcta.
En Perú, Ollanta Humala anda perdiendo posiciones, asunto que debe tener nerviosos a Vargas Llosa y su hijo Álvaro, pues dijeron que invertirían todo su dinero en su país.
Las clases altas obviamente también están preocupadas porque siguieron los consejos del Nobel. Las clases medias y bajas que son la mayoría, son las que se sienten molestas con el mandatario que les prometió más de lo que puede cumplir.
En Paraguay se dio finalmente el cambio democrático de Fernando Lugo, el cura que no era casto y que llegó al poder por benevolencia de los liberales.
El irresponsable e hipócrita prelado, prolífico reproductor de inocentes bastardos, es un individuo falto de integridad en todos los aspectos, común denominador de los neocomunistas del siglo 21.
Así como aceptó el veredicto congresal que lo sacó limpiamente del Ejecutivo, mientras discurseaba con aires heroicos anunciando que salía por la puerta grande y se convertía en un simple ciudadano más; ya empezó a cambiar de idea para volver de la mano de sus amigotes bolivarianos. Irá a llorarle a otro de su linaje: José Miguel Insulza, como hizo en su momento el aspirante a dictador hondureño, Manuel Zelaya.
En Bolivia el gobierno no sabe cómo sostenerse frente a la novena marcha de los indígenas de las tierras bajas, que con mujeres y niños, neonatos y muertos, sigue camino a La Paz bajo el crudo invierno, en protesta por el avasallamiento de sus territorios.
¿Dónde están los fotogénicos miembros de Greenpeace que suelen solidarizarse con los chicos de Hamas? ¿Qué hay de las supermodelos que salían a mostrar sus desnudos y primorosos glúteos en protesta por el uso de pieles de costosos animalitos? ¿Dónde están los ecologistas de moda, críticos del desarrollo y el calentamiento global? ¿Y que hay de los ruidosos defensores de los Derechos Humanos, amigos de la izquierda antisemita y los terroristas nazi-islamistas?
Si existe una sola causa ecológica justa y genuina en este instante a la que el mundo debería prestarle atención, es esta.
En otro frente, la policía boliviana de 30.000 efectivos se amotinó, exigiendo al gobierno igualdad de sueldos con sus pares militares, que suman igual número.
Los amotinados eligieron las cárceles para agruparse, de manera que si hay un enfrentamiento violento con los militares, los presos puedan salir a defender a los policías. Surrealismo latinoamericano…
Morales destituyó a todos los jefes militares de carrera cuando tomó el poder y colocó a obedientes señores que reciben los mejores sueldos de la administración pública.
Los militares bolivianos, historicamente, sólo sirvieron para reprimir a los ciudadanos. Consciente de esto, Morales los mantiene felices en caso de que surjan disturbios que atenten contra su poder. Pero se olvidó de las fuerzas de protección civil que están doblegados a las coimas para supervivir y también tienen armas.
Como no hay policías en ejercicio, tampoco hay bancos en funcionamiento y el país se encuentra económicamente paralizado. Ostensiblemente, tampoco hay atracos. Los pillos se solidarizaron con su contraparte en oposición al régimen que se debilita día a día.
En el campo internacional, el Presidente Evo Morales dijo que el Tratado de Paz y Amistad firmado con Chile en 1904 ha dejado de tener vigencia. En términos políticos y diplomáticos su declaración indica que Bolivia y Chile están en guerra. Los chilenos, acostumbrados a los exabruptos de su vecino, no se hacen mala sangre.
Siguiendo con Bolivia, en un escenario misterioso, Evo Morales se reunió tete a tete con el Hitler del siglo 21, Mahmoud Ahmadinejad, bajo puertas cerradas. Eso debería preocuparles a los chilenos y el resto del planeta.
La Argentina sigue en su atroz descenso a las profundidades del infierno económico que derivará en furiosos sobresaltos sociales. Lo de siempre pero con mayor ahínco.
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