JOSE BRECHNER
La libertad civil está directamente vinculada a la libertad económica. Cuando una persona no tiene derecho a trabajar libremente es víctima de una dictadura. Eso sucede en la Argentina. La represión socialista comienza apretando los bolsillos y termina con el ahorcamiento de los derechos humanos.
Los “revolucionarios de la democrática izquierda peronista” – la contradicción política-intelectual más incoherente que existe-- los mismos que juzgaron y condenaron a los militares que gobernaron hace 30 años, olvidándose de que su jefe Juan Domingo Perón fue un dictador militar golpista y fascista, sólo comparable a Franco, Mussolini, y en menor nivel a Hitler; empiezan a mostrar sus colmillos.
Su opresión no es física ni intelectual, como la de los militares. En Argentina se puede decir lo que uno piensa y hasta puede publicarlo en primera plana; lo hace Clarín diariamente y La Nación con mayor mesura. A nadie le importa lo que diga nadie, las palabras por más seriedad que contengan forman parte del chismerío popular y nada más. Cuando se trata de ir a la acción y hacer algo para detener el autoritarismo; nadie hace nada.
La oposición no existe. La arrogancia del gobierno es tal, que está provocando a Gran Bretaña, reabriendo un innecesario conflicto exterior como si no tuviese problemas más importantes que resolver; e Internamente, está encadenando a la gente impidiéndole el derecho al trabajo.
La desquiciada consigna es: “Argentina sólo debe exportar”. No importa qué ni con qué. La orden viene de arriba ya que la Argentina no tiene Ministro de Economía. Nueve de cada diez argentinos no sabe el nombre del ministro ni le conoce la cara. El que siempre se caracterizó por ser el hombre fuerte del gabinete presidencial, es un individuo que anda metido en algún oscuro recoveco, sin voz ni voto.
La razón de su invisibilidad es simple: a Cristina no le gusta que le hagan sombra y teme que alguien pueda perfilarse como su posible competidor. Tradicionalmente en Argentina ese fue el Ministro de Hacienda.
Como la Argentina “debe exportar”; prohibieron absolutamente todas las importaciones. Genialidad en la era de la interdependencia global que llevará a una brutal carencia de productos y una inflación sin límites.
Sumada a esa brillante idea, se impide sacar dólares hasta de los cajeros automáticos en el extranjero si uno se encuentra de viaje. El colapso económico viene a pasos gigantescos. Veremos si hay repercusiones sociales pues las clases medias no son propensas a armar líos.
En el índice mundial de libertad económica para 2012 elaborado por la Heritage Foundation en asociación con el Wall Street Journal, la Argentina se encontraba --antes de decretar las nuevas medidas restrictivas-- en el puesto 158 entre 179 países. Esta semana debe haber bajado varios escaños alineándose junto a los más represivos, sus amigos íntimos, Venezuela: 174 y Cuba: 177.
Hasta Bolivia: 146, se encuentra en una categoría superior a la de los “Represivos”; la nación plurinacionalmente indígena está en la categoría de “Mayoritariamente No Libres” de la que también es parte “O mais grande du mundo” que ocupa el sitio 99. México está en el puesto 54; ubicación que corresponde a los “Moderadamente Libres”.
Los diez países económicamente más libres son: 1) Hong Kong 2) Singapur 3) Australia 4) Nueva Zelanda 5) Suiza 6) Canadá 7) Chile 8) Mauricio 9) Irlanda 10) Estados Unidos.
Chile en el séptimo lugar, llegó ahí gracias a Augusto Pinochet, que hace cuatro décadas dijo algo más inteligente que Cristina. El General indicó: “Chile debe ser competitivo mundialmente”.
Se abrieron las puertas a todas las importaciones con aranceles bajos y a las fábricas chilenas se les permitió traer maquinarias modernas con créditos blandos para equipararse con las del exterior. Entonces Pinochet agregó: “Chile será el primer país de Latinoamérica en salir del Tercer Mundo”. No se equivocó en lo más mínimo.
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