JOSE BRECHNER
Chinos y rusos igual que los demás seres pensantes del planeta se dieron cuenta después de muchos años de cruel, forzado y antinatural comunismo, que el camino a la riqueza y mejor vida es el capitalismo. El fanatismo socialista es materialista, nunca fue espiritual.
Los socialistas lograron superar su estrechez de miras y optaron por enriquecerse en vez de continuar por el camino contrario dando apertura a la libre empresa. No obstante, sus jefes siguen aferrados a sus heredadas costumbres totalitaristas. Putin y Medvedev quieren quedarse para siempre en el Kremlin alternándose en el poder.
Los chinos son peores. El Partido Comunista sigue gobernando y por más libertad económica que respiren sus súbditos, políticamente siguen oprimidos. Ya pasará… La libertad económica llevará a la libertad política. Mientras tanto, como nación, es militarmente la más temible para Occidente.
En otro flanco totalitarista muchísimo más peligroso está el Islam, que no abarca un país sino 57. Andan esparciéndose por el mundo y buscan un solo objetivo: Crear un Califato; un Estado Islámico Global.
El Proyecto Investigativo sobre Terrorismo, reveló que el grupo islámico Hizb ut-Tahrir que clama presencia en más de 50 países, se reunió en Chicago el 26 de Junio para repartir un borrador de la Constitución Política del Califato.
Entre sus artículos se declara la pena de muerte a los apóstatas y la creación de un departamento de gobierno dedicado a la Yijad. Nada novedoso, lo vienen haciendo desde hace 1.300 años, pero esta vez pretenden plasmarlo en un documento político de tenor legal, que como toda constitución, se torna obligatorio en su cumplimiento. Viene a ser la declaración oficial de la guerra contra Occidente.
Los dirigentes árabes se convertirían en líderes partidarios políticamente legítimos tal como fueron los gobernantes comunistas en la era soviética. Los activistas declararon ser la única fuerza verdadera contra los Estados Unidos y Occidente.
El panfleto repartido se intitula: “Estructura Estatal de la Khilafa (Califato): Introducción a la Constitución”.
El grupo considera que las revoluciones en Egipto, Túnez, Libia, Siria, Yemen y otros estados musulmanes sirven para despojarse de una vez por todas, de todo resto de colonialismo occidental.
La caída de Gadafi y Mubarak, sumada a las que se aproximan de Bashar Assad en Siria, quien todavía tiene el apoyo de China y Rusia; Mahmoud Abbas que será tumbado por Hamas, y el ocaso de otros musulmanes no suficientemente radicales para el gusto actual, que serán derrocados próximamente por los fanáticos religiosos, les permitiría gobernar desde un epicentro universal.
En la conferencia a la que atendieron más de 300 personas, Hizb ut-Tahrir América, atacó al presidente Obama declarándolo enemigo de los musulmanes diciendo: “Obama visita el Medio Oriente y nuestros dirigentes (musulmanes) públicos corren a estrecharle sus manos ensangrentadas. Envían sus ejércitos a danzar para él.” “Desenrollan alfombras rojas para darle la bienvenida al carnicero de Irak”.
Recordemos que Obama es un apóstata y hay más probabilidades de que intenten aniquilarlo sus hermanos musulmanes que el Ku Klux Klan.
HT es un grupo poco conocido. Su meta de restablecer el califato que existió durante el Imperio Otomano y fue abolido por Kemal Ataturk en 1924 es la misma que la de los demás islamistas, más hasta ahora ninguna otra organización clamó abiertamente transformar la Yijad en una ley civil de obligatoria obediencia universal.
“Cuando esté establecido el califato nuestros problemas desaparecerán y las fuerzas de Satán serán arrinconadas”. “La mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén será recuperada de los Cruzados (Israel)”, vociferaron los conferencistas.
En relación a la rivalidad entre Chiitas y Sunitas dijeron que, “eso es algo que Occidente introdujo entre nosotros”.
Repitieron orgullosos las palabras de algunos intelectuales occidentales que alguna vez mencionaron que viene el ascenso del Islam y el descenso de Occidente.
El Islam, evidentemente, ha superado en peligrosidad al comunismo y es más difícil de combatir, pues los musulmanes se aprovechan de las libertades existentes en Occidente para imponer sus aberrantes preceptos totalitaristas, discriminatorios, apelando a sus derechos religiosos. Si convierten su fanatismo en Constitución, que vendría a ser lo más parecido a las leyes del Tercer Reich, le dan a Occidente un argumento sólido, sin derechos humanos de por medio, para arrasar con él.
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