JOSE BRECHNER
Barack Obama y David Cameron decidieron “hacer algo” con respecto a Libia, pero todavía no saben qué. La OTAN también ha decidido “hacer algo” pero tampoco sabe qué. Lo único medianamente acordado es que están pensando declarar una zona exenta de vuelos para evitar que Gaddafi ataque por aire a sus opositores. El problema está en que una decisión semejante es equivalente a una declaración de guerra.
Rusia dijo que hay que dejar que los libios decidan su futuro y sus problemas por sí mismos, de paso les pueden vender armas a quienes tengan el dinero. Los americanos y europeos no saben si quieren poner sus botas en el lugar porque entrar es fácil pero salir es difícil. Nadie está seguro de querer marchar sobre el Magreb y abrir otro frente de batalla en el Medio Oriente
Hay rumores, no confirmados, de que Gaddafi estaría dispuesto a negociar con sus adversarios, pero conociendo la psicología del libio, lo más probable es que el rumor sea nada más que eso. Gaddafi es el tipo de individuo que va a tratar de vencer hasta el final y a cualquier coste.
Entre los responsables más llamativos para interceder en el conflicto está la ONU, que brilla por su ausencia. La dictatorial izquierda dominante del hemiciclo obviamente rehúsa a siquiera hacer una declaración contra Gaddafi. Si Israel estuviese involucrado en el aprieto tratando de eliminar al libio, sin duda se oirían muchas voces de condena en su contra.
Es importante tomar en cuenta las acusaciones de Gaddafi contra Osama Bin Laden que dijo que es quien está detrás del levantamiento. El único líder real de los jóvenes musulmanes es Bin Laden a quien admiran grandiosamente y no hay que descartar su participación en todo lo que acontece en el apacible mundo islámico.
De acuerdo a fuentes confiables, el movimiento subversivo no está dirigido por los musulmanes radicales, pero tampoco se observa ninguna cabeza política que esté detrás del motín. La anarquía reina. Hasta que se calmen las aguas va a demorar y nadie sabe quién será el que heredará el mando del país.
La mejor opción sería que los militares libios se rebelen contra Gaddafi, pero obviamente están muy bien coimeados por su jefe, o están demasiado atemorizados como para hacer algo en su contra.
Según fuentes rebeldes de dudosa confianza, los aviones militares libios que atacan a los amotinados, están siendo tripulados por pilotos sirios, argelinos, serbios, rumanos y ucranianos.
En escenarios paralelos, Túnez ha cambiado de gobierno por tercera vez desde el derrocamiento de Ben Alí. Es probable que algo semejante suceda en Libia después de Gadaffi.
En Egipto, los musulmanes quemaron una iglesia en la villa de Soul cercana al Cairo y asesinaron cristianos, continuando la violencia religiosa que iniciaron cuando incendiaron la Iglesia de Alejandría en vísperas de Año Nuevo.
Las agresiones contra los cristianos que forman 10 por ciento de la población egipcia van en aumento desde la caída de Mubarak. Los cristianos son ciudadanos de segunda categoría en el mundo árabe y forman los estratos más pobres de la sociedad.
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