JOSE BRECHNER
Desde que Sebastián Piñera asumió el poder, la izquierda celebra las medidas populistas que ha venido tomando. Los comentarios de los analistas son: que hasta la derecha admite que no se puede gobernar sin la intervención del estado en países donde el índice de pobreza es elevado.
Yo diría que el índice de pobreza es elevado porque el estado se ha metido en los asuntos de la gente, restringiéndoles las posibilidades de triunfar. El populismo e intervencionismo son la causa de la pobreza, no su solución.
Cuando el estado hace de empleador, o subsidia bienes y servicios. O cuando se inmiscuye en la vida de las empresas y establece normas regulatorias para defender al empleado, así éste sea incompetente, de manera que sea un suplicio despedirlo, las empresas dejan de contratar gente. Lo que se supone que es una bendición para el que necesita empleo, es su peor maldición.
Piñera era la ilusión libertaria, pero Piñera no es la derecha, es el empresario exitoso acomodaticio que después de haber amasado una fortuna, necesitaba llegar más lejos. Lo único que le quedaba era hacer historia: la presidencia. Otros de su tamaño optan por la filantropía.
Para conquistar a las clases "trabajadoras" que por enfermedad son anti empresariales, está jugando al populismo. La trillada historia de los gobernantes, que de vez en cuando se visten de paisanos y salen a besar niños en las poblaciones marginales.
El paradigma socialista-estatista, está tan arraigado entre los latinoamericanos, que creen que Piñera lo está haciendo de maravillas porque es un derechista que actúa como las izquierdas.
¡Ojo! No lo está haciendo mal, Chile crece y mejor que con la Bachelet y sus predecesores, pero tiene la cancha libre para meter mil goles y no la está aprovechando. Su discurso de campaña fue diferente. Aunque en honor a la verdad, todos los discursos de campaña son siempre diferentes, no importa quién sea el candidato.
Tal vez mi decepción viene porque muchos esperábamos de Piñera una línea más firme, para demostrarle al pueblo que gana más con las derechas que con las izquierdas Pero sin una filosofía política coherente ningún país puede sobresalir. O se es de un lado o se es del otro. No se puede jugar a las dos puntas.
Estados Unidos ha superado a todas las civilizaciones por sus principios inamovibles de defensa de la libertad, el individualismo, el derecho al trabajo y a la acumulación de riqueza. Los principios libertarios. Esos que pocos entienden.
Como dijo Thomas Jefferson: “Prefiero estar expuesto a las inconveniencias de demasiada libertad que a las de la escasez de ésta”.
Nada es equiparable con el desarrollo que producen las gentes libres sin un gobierno que se entrometa en sus vidas. Exactamente lo opuesto al socialismo.
¿Hay mucha diferencia entre Sebastián Piñera y Pepe Mujica? No, ambos están todavía en un medio indefinido. Mujica, inteligentemente se fue de la extrema izquierda a casi el centro y Piñera estúpidamente de la derecha al centro izquierda. ¿Chile y Uruguay crecen? Sí. ¿Podrían crecer más? No cabe la menor duda.
Chile y Uruguay son dos países que superaron sus traumas y pueden triunfar. Pero no con el estado metido en lo que no le compete.
Hay sólo dos funciones que tiene un gobierno. Proteger a su gente y proveerle infraestructura. Todo lo demás no es de su incumbencia. Esa es la visión libertaria.
Muchos dirán: a los pueblos hay que darles educación. Pues se les ha dado y no existe ninguna universidad latinoamericana de nivel. Son focos de mediocridad intelectual y agitación política.
En la Argentina, por decisión gubernamental, en los colegios ahora se enseña que los piquetes y escraches son formas dignas de demostración revolucionaria… cría cuervos…
Los más extremistas y consecuentemente desubicados exigen que el estado no sólo dé educación, sino, salud, comestibles, vestimenta y vivienda, que por supuesto incluye agua potable, electricidad y calefacción, así se crea la celestial sociedad de los parásitos.
Se supone que esos bienes y servicios provienen del aire o con más seguridad, de los imbéciles que trabajan y quisieran mejorar sus vidas pero no pueden, porque lo que ganan va a parar en forma de impuestos canallescos a manos del estado, que ofrece esos imposibles, a cambio de votos, mientras empobrece a todos.
A un año de gobierno, Piñera en vez de hacer el giro decidido a la derecha, se contagió de la mentalidad estatista, subsidiaria, oportunista de los progres. Todavía tiene tiempo de mejorar.
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