JOSE BRECHNER
A los embajadores en la ONU se les cae Gaddafi, el Ché Guevara árabe. No saben si llorar o salir a ayudarlo. ¿Condenarlo? No estaba en sus planes.
Chávez, Ortega y Castro le brindaron solidaridad y apoyo. Cristina Kirchner lo alabó en 2008 cuando fue a visitarlo. Dijo que se sentía identificada con el líder de la revolución libia. Coinciden en ideología y en los esperpentos que se ponen en la cabeza. Tal vez comparten el mismo diseñador de ropa.
Estando en el barrio, Cristina pudo darse una vuelta por Israel, pero no lo hizo. Prefirió visitar Argelia, Túnez y Egipto. Ella es amiga de los judíos que le convienen socialmente. O que cree que le convienen. Su elección de canciller le está costando cara.
"Yo y el líder de la nación libia hemos sido militantes políticos desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador del status quo que siempre se quiere imponer para que nada cambie y nada pueda transformarse", dijo entonces la presidente argentina.
El único gobernante en el mundo que brilló por su integridad fue Alan García que rompió relaciones con el régimen libio.
En un nivel y escenario algo más importante, Washington no reaccionó con la agilidad que lo hizo con Egipto. Hillary recién empezó su campaña de aglutinar interesados en Europa para tomar medidas “diplomáticas” e imponer “sanciones económicas”. ¡No saben cómo eso le va a afectar a Gaddafi, es posible que se quede sin caviar!
Las Naciones Unidas, esa respetable organización de narcotraficantes bolivarianos, asesinos musulmanes y dictadores comunistas, sigue silenciosa. Les cuesta mucho trabajo decidir qué hacer con tan notable y magnánimo revolucionario socialista cual es Gaddafi, quien fue uno de sus mejores amigos durante 42 años.
Por un lado deben apoyar la democracia, por otro, los menos democráticos controlan la ONU y están que les flaquean las rodillas. La revolución global puede no tener los resultados que imaginaban. Y no los tendrá.
Siempre fui enemigo de las teorías conspirativas, pero en el caso islam-izquierda no hay nada escondido. Vienen diciendo de frente que están unidos para someter al mundo. Se abrazan, besan y felicitan públicamente. Claman con acabar con el “imperio”, su “aliado sionista”, Europa, y todo lo que sea decencia y democracia.
Hay un plan definido y concreto de destrucción de la civilización occidental capitalista para que el Islam se yerga victorioso junto a los progres. Cada uno de los “revolucionarios” hace lo que puede en su feudo y todos después se reúnen en su sede de las Naciones Unidas para comparar logros y condenar a los demás.
Lo que falta por resolver es el propósito final de los musulmanes de montar un califato, por el que se pelean sunís y chiís. El califato debe dominar a todos, eso significa que los socialistas tendrán que someterse a los moros. Ese alboroto vendrá más tarde. Mientras tanto unifican esfuerzos.
¿Quiénes son más idiotas: los musulmanes, los izquierdistas o los occidentales? Pues, existen tres clases de idiotas: 1) El idiota que sabe que es idiota. 2) El idiota que no sabe que es idiota y que se cree vivo y 3) El idiota que no tiene nada de idiota, pero que se hace al idiota.
El primero y el segundo es un mérito que comparten musulmanes y progres. Perdedores tradicionales que se agrandaron con unos pesos en el bolsillo. El tercero es Occidente: Estados Unidos, Europa e Israel.
Occidente sigue obrando de forma políticamente correcta esperando por la gota que rebalse el vaso. Cuando éste se desborde, se acabará la corrección, dejará de hacerse al idiota y comenzará el periodo final del Islam y el socialismo sobre la faz de la tierra.
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