JOSE BRECHNER
En Septiembre de 2008, bloggers y analistas políticos, advirtieron que Australia fue escogida cono blanco de los terroristas musulmanes para iniciar la “yijad de los bosques”.
En febrero de 2009, en el estado de Victoria, se produjeron en un mismo instante más de 31 incendios de magnitud, que cobraron la vida de más de 200 individuos. Centenares fueron internados en hospitales por problemas respiratorios y quemaduras; otros tantos debieron evacuar sus hogares.
El gobierno australiano dirigido entonces por el timorato primer ministro Kevin Rudd no se atrevió a acusar a los islamistas, que iniciaron su “guerra santa” contra todo ser viviente, incluidos plantas y animales. Posteriormente Rudd sin acusar directamente a los terroristas musulmanes, dijo que se había cometido un “asesinato masivo”.
De acuerdo al periódico australiano The Age, los servicios de inteligencia de Estados Unidos habían identificado, con cinco meses de anticipación, un website que convocaba a los musulmanes en Australia, EEUU, Europa y Rusia, a iniciar incendios en los bosques de esos países. El website estaba manejado por un grupo llamado Red Islámica Al-Ikhlas.
El sitio instruía a emplear la “yijad de los bosques”, ya que “los incendios causan pérdidas económicas, daños, contaminación ambiental, amarran a las agencias de seguridad y pueden demorar meses en extinguirse, de forma que este terror los perseguirá por un largo período de tiempo”.
Los incendios en Victoria fueron provocados en verano, en una época de sequía y altas temperaturas, para causar el mayor perjuicio ecológico y civil.
El principal sospechoso del crimen fue Abu Musab Al-Suri, un sirio considerado el arquitecto de “la nueva Al Qaeda”. La ideología de su organización es: “Ataquen a quien sea, donde sea, como sea, cuando sea”.
Steve Emerson, Director Ejecutivo del Investigative Project on Terrorism apuntó entonces: “Proteger el perímetro de un aeropuerto es difícil. Imagínense tratar de proteger algo 100.000 veces más grande”. Emerson previno entonces que los ataques podrían masificarse.
Los incendios en Israel siguen en proceso de investigación. Hasta el momento se atrapó a un adolescente árabe, que reconoce haber dejado “inintencionadamente” cenizas sin apagar después de hacer una fogata con sus amigos. Sin embargo el asunto no está claro, puesto que los incendios se produjeron simultáneamente en lugares distantes unos de otros. Tal como pasó en Australia.
El ejército israelí reportó haber divisado un vehículo escapando de uno de los lugares incendiados, y la policía de fronteras apresó a dos árabes israelíes que intentaron prender fuego a un bosque cercano a Jerusalem el sábado en la noche.
Los habitantes de la aldea árabe de Furadis, al sur de Haifa, salieron a celebrar los incendios e hicieron sonar las bocinas de sus coches en señal de regocijo. Un grupo ligado a Al Qaeda, llamado los Muyajedines de Palestina, glorificó el crimen en su website que incita a cometer más actos de vandalismo similares.
Israel es el país que más árboles ha plantado en las últimas décadas. Los árboles son creaturas de Dios y al igual que el resto de la creación tienen un cariz sagrado en el judaísmo. El judaísmo prohíbe talar árboles --obviando ciertas excepciones— sólo permite podarlos y arrancar sus frutos después de tres años de haberlos plantado. Desde épocas bíblicas el pueblo judío celebra anualmente Tu Bishvat, el Año Nuevo de los Árboles, siguiendo las enseñanzas del libro de Levítico.
Hablar del milagro israelí que convirtió el desierto en un vergel, suena trillado, pero los árabes con todo su dinero, no han podido hacer lo mismo. Ni siquiera les interesa comprar la tecnología para mejorar su hábitat. Prefieren gastar sus millones en armas y yijad, atizando la muerte.
¿Dónde están las protestas de los ecológicos militantes de Greenpeace? ¿Seguirán apoyando a sus amigos musulmanes? ¿Cuál será la acción de esa organización que amasó millones con nobles excusas de salvar a las ballenas, cuidar la flora y la fauna, para convertirse en uno de los más radicales brazos de la ultra izquierda?
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