JOSE BRECHNER
¿Qué es un snob? Una persona que imita con fingimiento las maneras, opiniones, palabras, expresiones, vestimentas, gustos, actitudes y otras características superficiales de aquellos a quienes considera distinguidos.
El término, snob, proviene del latín “sine nobilitate”, que significa “sin nobleza”. El snob carece de tradición y es ignorante. Mientras más iletrado y falto de personalidad, más notorio es su disfraz.
Los snobs toman whisky de malta no porque les guste sino porque es caro. Dicen que les encanta el sushi, pero jamás probaron pescado crudo. Viven pendientes de la moda y compran una remera de seis dólares en 180, porque es “de marca”. Menean la copa sostenida del tallo y olfatean el vino como si pudiesen definir sus características. Los catadores de vinos son excepciones de la naturaleza y ganan mucho dinero por arrendar sus narices.
El comportamiento de los snobs es burdo y desagradable, porque es artificial, impersonal, y se nota. Tratan de ser lo que no son. No pueden ser refinados, porque no distinguen lo que es elegante de lo que no. Para eso se requiere de cultura, sobriedad, autenticidad y cierta humildad.
Una tendencia snob es utilizar expresiones extranjeras sin saber su pronunciación ni su significado, como si no existieran sus homólogas en el idioma propio. Por cierto, existen anglicismos y galicismos que han sido adoptados porque no existen términos equiparables. Hoy además, el inglés es el idioma universal y es necesario conocerlo hasta para darles órdenes a los perros que por lo general son bilingües.
No obstante, hay palabras que no tienen razón de decirse, y peor aún de decirse mal. “Performance”, es una expresión muy apreciada por los locutores deportivos que la pronuncian en femenino con acento en la “a”: “la performáns”. Palabra inglesa que lleva el acento en la “o” y significa “rendimiento”. Suena sofisticada en el contexto futbolero.
Otro hábito en el mundo deportivo, es el hablar de los autos sport en femenino. “La Ferrari”, “la Lamborghini”. Siempre me pregunté por qué no le toca el mismo género a los Porsches. El Porsche debe tener algún instrumento entre las ruedas que lo vuelve macho.
El artículo femenino delante de la marca del automóvil proviene de otro vocablo mal empleado, “la cupé”, que distingue a los automóviles de dos puertas. El galicismo, cupé, de “coupé”, acuñado para describir al auto que parecía cortado por la mitad, es masculino. Se dice “el cupé”.
En los círculos más elevados de la tosquedad pretensiosa, los fatuos usan la palabra “shampain”. En español existe una parecida, champán o champaña, y se refiere al mismo producto, pero el snob dice “shampain”, que no es ni inglés ni francés, y no corresponde a ningún idioma conocido o legal. Champagne en francés se pronuncia “shampañe”; en inglés “shampein”.
Cada vez que los snobs abren la boca, aflora su ignorancia, pero ellos creen que lo hacen bien y hasta miran con desdén a quien no habla como ellos.
El esnobismo no podía faltar en la política. La mayoría de los snobs se califican de izquierdas o no se definen ideológicamente porque no entienden, pero eso sí, son políticamente correctos. Recitan lo que consideran que suena bien, carecen de principios y se acomodan a la corriente en boga.
Apoyan simultáneamente a los musulmanes y los matrimonios gay. Defienden los derechos humanos de los terroristas pero nunca de sus víctimas. Claman por los desposeídos, desde el Mercedes Benz. Hablan de democracia pero sustentan el socialismo. Glorifican a asesinos como el Ché Guevara porque era buen mozo. Su existencia es un vacío colmado con posturas artificiales que les duran hasta la muerte.
Son resentidos porque no pueden justificar su vida extravagante con su publicitada solidaridad social. Se califican de sensibles hacia el prójimo pero son incapaces de dar caridad, prefieren que lo haga el estado. El enriquecimiento es para beneficio propio pero la ayuda social debe timarse de los bolsillos de todos.
Rehúyen al debate, son acomplejados, y recurren al insulto y el amedrentamiento cuando se sienten descubiertos. Son los socialistas de Bulgari, Hummer, Louis Vuitton. Actualmente pululan en los sitios de lujo de Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, a menos que estén de compras por Miami.
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