JOSE BRECHNER
El tema de Dios que tantas alegrías y penas causa en el mundo, no por culpa de Él sino del hombre, se acaba de complicar un poco más, debido a la publicación del nuevo libro de Stephen Hawking, “El Gran Diseño”, en el que niega que el Universo sea producto de un Creador.
Según el científico, el Universo se puede generar de la nada porque existe la Fuerza de la Gravedad. El enunciado es incongruente desde su concepción más simple, ya que siendo esa fuerza medible y constante, implica que hay un razonamiento lógico detrás de ella. Donde hay un razonamiento lógico, hay inteligencia, y donde hay inteligencia necesariamente tiene que existir un ser inteligente.
El temor más grande que siempre tuvo Hawking fue que su enfermedad le afectara el cerebro. Su enfermedad tal vez no lo hizo, pero la fuerza de gravedad hizo que se le cayera la materia gris. Su libro, a menos que el título sea sarcástico, habla de “diseño” y donde hay un diseño obligatoriamente tiene que haber un diseñador. Hawking según su ex esposa siempre fue ateo, pero por lo visto, recién ahora decidió manifestar su persuasión.
Veamos lo que dicen de Dios y el Universo otros físicos de más alto calibre que Hawking, los indiscutiblemente célebres Newton y Einstein, cuyas teorías y leyes son aplicadas exitosamente de forma diaria. Ambos explicaron la mayoría de los fenómenos naturales y el comportamiento de lo que nos rodea; simultáneamente admitieron su fe en la existencia divina.
Isaac Newton nació en una familia anglicana, se confesó cristiano, pero no creía en la Trinidad ni que Jesús era Dios. No podía revelar entonces su verdadera convicción monoteísta que se fundamentaba en un único Dios indivisible por temor a ser calificado de hereje. Dicha creencia obviamente coincide plenamente con el pensamiento judío.
Newton escribió varios tratados religiosos desmenuzando la interpretación literal de la Biblia. Su concepción del mundo físico proporcionaba un modelo natural que reforzaba el modelo cívico de estabilidad y armonía. Su frase contundente era: “Todo es Dios”. El brillante científico le dedicó más tiempo al estudio de las Sagradas Escrituras que a la ciencia.
Para Albert Einstein, padre de los cambios más importantes del Siglo XX, la existencia de Dios ni siquiera era motivo de cuestionamiento. Él decía: “Sólo quiero conocer el pensamiento de Dios, los demás son detalles”. Einstein se consideraba un hombre profundamente religioso, aunque no en el sentido tradicional de la ortodoxia judía.
Según Einstein, la religión del futuro será una religión cósmica. Debe trascender al Dios personal y evitar el dogma y la teología, cubriendo lo natural y lo espiritual. Debe basarse en un sentido religioso, elevándose de todas las experiencias naturales y espirituales como una unidad coherente.
Si Einstein hubiese conocido más de su propia religión se hubiese dado cuenta de que contiene los conceptos que él vislumbraba y que la Torá es el ADN del Universo. Para el Judaísmo, la Creación y su artífice son fundamentales para el entendimiento del cosmos y de la vida, porque le da sentido a todo. Según el Judaísmo la manifestación más palpable de Dios está en la Naturaleza, debe ser por eso que los físicos, que son los más meticulosos observadores de ella, por regla general son creyentes.
El pasaje de La Creación explicado por el Judaísmo en el Génesis es aceptado por el Cristianismo y el Islam, aunque ambas religiones no han llegado a descifrar los pormenores que revela la Torá sobre el tema, debido a que desconocen su lenguaje críptico. Simplemente aprovecharon de la cosmogonía y sentido moral del Judaísmo para hacer de sus respectivas religiones un instrumento de poder y un negocio.
La discusión sobre la existencia de un Creador es de todas las incógnitas la más difícil y al mismo tiempo la más fácil de demostrar. En realidad depende del observador, que como dijo Einstein puede ver el mundo como si todo es un milagro, o como si nada es un milagro. También dijo: “Es mejor creer que no creer, porque al hacerlo traes todo al reino de lo posible”.
Sin duda el libro de Hawking va a ser motivo de reavivamiento de antiguas discusiones, tal vez importantes en este momento de fanatismo religioso, intolerancia e irracionalidad por parte de unos y ateísmo proselitista de parte de otros. Para alivio de los creyentes, es bueno recordarles que en 5771 años, desde la creación de Adán según el Génesis, todas las teorías negadoras de la existencia de Dios han perdido la batalla frente al Todopoderoso.
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