JOSE BRECHNER
“Soy diestro no siniestro” dijo Sebastián Piñera en un foro liberal en Buenos Aires en alusión a su postura ideológica contraria a la izquierda. Pero en su primera decisión política --la reelección de José Miguel Insulza para el cargo de Secretario General de la OEA-- comienza siniestramente a apoyar a su cuestionado compatriota.
El flamante presidente quiere olvidar que Insulza ha sido el peor Secretario General que tuvo la organización. Mostró descarada parcialidad por los autoritarios bolivarianos, enemigos natos de Piñera. Se desempeñó de forma mediocre y vergonzosa en el conflicto de Honduras. Y le abrió las puertas a Cuba sin que Castro hiciera el más mínimo esfuerzo hacia la libertad, la democracia y el respeto por los derechos humanos.
La actitud de Piñera es decepcionante para aquellos que creímos que con él se daría un cambio importante hacia la civilidad en el continente. Su decisión es netamente populista y característica de las izquierdas a las que él criticó para llegar al poder.
La progresía soslaya la idoneidad de las personas para que ocupen un puesto y las escoge por razones ajenas a su función. Los ejemplos son numerosos: Muchos votaron por Barack Obama no porque conociesen sus ideas sino por su color de piel. Obama eligió a la jueza Sonia Sotomayor para la Corte Suprema, no por ser una gran magistrada, sino por ser mujer y latina. Evo Morales no está en el poder por ser inteligente o capaz, sino por ser indio. A Insulza lo apoya Piñera no por ser un ecuánime diplomático sino por ser chileno.
Habría que preguntarse si en el manejo de sus empresas, Piñera obra de manera similar y coloca a cualquier inepto para desempeñar una gerencia. Si fuese así estaría lustrando zapatos en la esquina de La Moneda, y no sentado dentro del palacio.
Apuntalar a Insulza es un grave error y quien lo haga pagará las consecuencias porque no es un individuo confiable, sino un oportunista inmoral y tendencioso, descalificado para dirigir el organismo regional. Hasta los Estados Unidos, con un gobierno de izquierdas, se muestra adverso a su reelección, amenazando con no contribuir con los fondos que sustentan a la OEA si se lo deja en el curul.
Obviamente Insulza ha debido prometer a Piñera su soporte a Chile antes que a Venezuela y los demás socios de la cofradía neocomunista, dejando temporalmente de lado su arraigada ideología socialista. Cuestión que durará hasta ser reelegido. Curiosamente el funcionario parece estar siempre del lado del que tiene más dinero. Piñera en ese aspecto es el hombre favorito del serpenteante diplomático.
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