JOSE BRECHNER
Hace algo de dos décadas, las derechas fascistas latinoamericanas pagaron sus culpas en legalidad, las izquierdas –con excepción de los Tupamaros y el actual vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, que cumplieron prisión por sus actos terroristas-- no.
En Chile, Augusto Pinochet abrió las puertas a la democracia y se sometió a juicios denigrantes, haciendo que la prensa populista mostrase a Salvador Allende y sus camaradas como inocentes y bondadosas criaturas, aunque querían dominar América Latina por la fuerza y para siempre, tal como intenta Hugo Chávez.
En los 70, en Bolivia, el General Hugo Banzer, pudiendo quedarse cómodamente en el poder con el apoyo mayoritario de la población, convocó a elecciones. Años más tarde en 1997, sería elegido presidente democráticamente.
La justicia argentina en democracia, apresó e interpeló a los militares que intervinieron en la Guerra Sucia, pero poco hizo con los Montoneros, los comunistas más violentos de América, que hoy están en el gobierno encabezado por los Kirchner. Otros casos semejantes de perdón a los izquierdistas y enjuiciamiento a los derechistas, sucedieron en casi todas las demás naciones de América del Sur.
El juez progre Baltasar Garzón de España, tuvo ojos para enjuiciar Pinochet, pero evade la mirada de aquellos que son de su ideología. Tal vez es cuestión de números. A Chávez, Morales, Castro y Ortega les falta asesinar más gente.
Cuando se trata de legalidad, justicia y ecuanimidad, las derechas han mostrado más dignidad que las izquierdas. Permitieron que se enjuicie a sus represores y condenaron a sus asesinos. Pero las izquierdas no sólo no hicieron lo mismo, sino que siguen vanagloriando a algunos de sus peores criminales, tales como Fidel Castro y el Ché Guevara.
Las izquierdas viven en el pasado. Hay un enfermizo y peligroso anacronismo en el pensamiento y comportamiento de sus gobernantes. Evo Morales cree estar en la época de la colonia, cuando existían los pongos (esclavos indígenas), y los Kirchner no superaron el populismo peronista, más bien es su punto de apoyo. Matraquean con los agravios de las dictaduras militares de hace 30 años, como hacían los soviéticos, que refregaban incansablemente sobre sus súbditos, sus victorias sobre el nazismo y las penurias de la Segunda Guerra Mundial. Sus programas de televisión, sus películas, sus libros, sus canciones, todo hacía referencia a 1945 para justificar la dura represión comunista.
El absolutismo va en aumento en la boca y las acciones de los nuevos dictadores latinoamericanos. El egocéntrico teniente coronel venezolano, durante uno de sus torturantes discursos domingueros, amenazó con expulsar a cualquier extranjero que critique a su gobierno.
La arenga a la que nadie prestó importancia en su momento, igual que a todo lo que dice, fue en respuesta a los comentarios realizados por el presidente del conservador partido gobernante de México, Manuel Espino, que reprendió al régimen venezolano en un foro prodemocrático en Caracas el 2008.
Hoy, el gobierno caraqueño a través de su partido, el PSUV, (Partido Socialista Unido de Venezuela), nuevamente previno con lo mismo a intelectuales liberales como Plinio Apuleyo Mendoza, Marcos Aguinis, Mario y Álvaro Vargas Llosa, y otros, que se darán cita en Caracas el 28 y 29 de Mayo próximo, invitados por el Cedice, (Centro de Divulgación del Conocimiento Económico por la Libertad), a tratar temas relacionados con los acontecimientos políticos de actualidad.
El comportamiento de los neocomunistas es elocuente, descarta que tengan respeto por la ley, la justicia y la libertad. Si cualquier derechista amenazase a un escritor o periodista, o intentase maniobrar con el sistema democrático de la misma forma que hacen los izquierdistas, el mundo entero saldría a condenarlo, con Baltasar Garzón a la cabeza.
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