JOSE BRECHNER
Fue en Alemania a fines del S.XIX que resurgió la corriente reformista que se extendió a América. Sus primeros promotores fueron los judeocristianos del siglo I y los judíos helenistas.
Los reformistas tergiversan la religión creyéndose más inteligentes que Dios. Los conservadores-reformistas no entienden que cuando se cambia una tradición, esta deja de ser una tradición. La iglesia cristiana, que se volvió antijudía para ganar adeptos, es producto del reformismo judío que renegó de sus costumbres para edificar un negocio próspero y poderoso. Los tres primeros Papas fueron judíos.
Recientemente circularon en internet, contradictorias posturas ideológicas provenientes de la Argentina, con relación al Judaísmo y el Reformismo, hasta que alguien llegó a decir que: “Dos jóvenes judíos que se casan con dos jóvenes no-judíos, podrían establecer dos familias judías“.
El incoherente comentario proviene de Baruj Plavnick, un rabino reformista que obviamente desconoce la Biblia y la historia. Está comprobado que 98 por ciento de los nietos de matrimonios mixtos se convierten al cristianismo, ya que el judaísmo no hace proselitismo. Los fines proselitistas religiosos, siempre terminan siendo ajenos al bienestar social y espiritual. Aquél que quiere acercarse al judaísmo debe hacerlo por propia convicción y no por seducción.
La Torá (Pentateuco) dice sabiamente:”No harás proselitismo, pero bienvenido es el prosélito”. El proselitismo es la causa de la Yijad, así como fue de la Inquisición. La actual Guerra Santa Musulmana, que quiere convertir a todos al Islam, es la búsqueda de adeptos por la fuerza. No existe nada más funesto que el proselitismo y la incursión en política de los clérigos, sean estos rabinos, curas, o imanes.
La religión que practica Plavnick, igual que la que pregona Sergio Bergman --otro rabino de la misma escuela, que se esfuerza en procurar popularidad y difusión mediática con fines políticos personales-- contradice aspectos fundamentales del judaísmo. Estos sacerdotes manipulan la fe acomodándola a su confort y el de sus feligreses. Gandhi entre los devastadores Pecados Sociales mencionó:” El culto sin sacrificio”.
Plavnick como Bergman son continuadores de Marshall Meyer, un rabino que alcanzó notoriedad durante los gobiernos militares argentinos, protegiendo a izquierdistas perseguidos, y tiene el mérito de haber salvado vidas inocentes. Meyer fundó el Seminario Rabínico Latinoamericano, una institución escaza de contenido pero ávida de dinero, que para obtenerlo acude a métodos no contemplados en la ley mosaica, convirtiendo velozmente a cualquiera por una “razonable” suma. El seminario induce a sus estudiantes para rabinos a obtener algún título profesional secular, de manera que no se mueran de hambre al graduarse, tratando de dirigir una congregación a la que nadie acudirá, ya que no tienen nada que ofrecer espiritualmente.
Algunos rabinos llegan a la erudición y la santidad, algo que nunca sucedió, ni sucederá jamás, con un conservador-reformista, porque en su ligero nivel de comprensión y observancia de las sagradas escrituras no hay cabida para el misticismo. El estilo Bergman –la figura más visible del reformismo argentino-- es más para concitar la atención que otra cosa. Tiene el aspecto de un rapero musulmán. El moderno look le sirve para resaltar dentro de la sociedad seglar, como hacían sus mentores, los judíos alemanes que iniciaron su corriente ideológica, adoptando las modas del momento, de manera que la única forma de identificarlos era viendo si eran circuncisos. Más tarde fue con la estrella en el brazo.
El caso Bergman es inédito. Hay judíos doctos y observantes, con conocimientos amplios y profundos, que estudiaron en verdaderas escuelas teológicas (yeshivot), se recibieron de rabinos, pero nunca utilizaron el título para adquirir renombre en una actividad ajena a su oficio. Si Bergman quiere hacer política tiene todo el derecho de hacerlo, pero a título personal, no como rabino, y menos aún como representante de la sociedad judía.
www.josebrechner.com
Últimos comentarios