JOSE BRECHNER
El presidente boliviano se abre frentes de enemistad por todos lados. En fecha 15 de Mayo, Evo Morales en su primera visita a Europa como dignatario de estado, se dirigió al plenario del Parlamento Europeo en Estrasburgo donde dijo que a él no lo eligieron porque fue a la universidad sino por ser honesto Antes de empezar su disertación, dos terceras partes de los parlamentarios se levantaron de sus asientos y abandonaron el hemiciclo en inusual gesto de desdén al mandatario extranjero a quien ya le perdieron la paciencia. Sus irresponsables decisiones, repetitivas, amenazantes y contradictorias declaraciones, acompañadas de trillados clichés, generan comprensible desconfianza en un público acostumbrado a la seriedad y el discurso de altura.
Evo como de costumbre, habló de la discriminación a la que se vio sometido toda su vida, que de ser verdad nunca habría llegado adonde está, porque no hubiese sido elegido con mayoría absoluta. Dijo que él se guía por los preceptos de sus antepasados: “No seas ocioso, no seas mentiroso, no seas ladrón”. La forma en que los habitantes precolombinos se decían “buenos días”. El saludo fue impuesto por los incas a sus esclavos aymaras y quechuas, precisamente porque esas eran las características negativas que más resaltaban en el pueblo. Diversos códigos de conducta citaron el robo y la mentira como defectos humanos, pero nadie nombró la ociosidad como un mal social.
El demagógico discurso de Morales es parte de su presentación que ya no impacta a nadie. Ladrones, mentirosos y ociosos han ocupado puestos en todos los gobiernos, formados por blancos, indios y mestizos. De derechas, de izquierdas, militares, civiles, de facto y democráticos.
La campaña electoral de Morales se financió con dinero usurpado al pueblo venezolano. La actual bancada oficialista cuenta entre sus legisladores a varios prontuariados, incluso por narcotráfico y asesinato. Mentiras escucha la ciudadanía diariamente con afirmaciones, acusaciones y promesas que cambian de la mañana a la tarde. Si son ociosos o no, es intrascendente. Los gobernantes tienen suficientes empleados para hacer los trabajos sucios mientras ellos ven o juegan fútbol.
Los arbitrarios decretos que nacionalizaron los hidrocarburos, rompiendo contratos establecidos bajo normas jurídicas internacionales, no son del agrado del mundo civilizado. Morales no vislumbra la profundidad del abismo en el que empieza a caer Bolivia, relegada por las naciones más ricas y poderosas. No entender cómo se manejan esas amistades, es letal. Evo tuvo la suerte de apropiarse de las inversiones de Brasil, que se caracteriza por practicar una prudente diplomacia. Itamaratí va a agotar hasta el último recurso para solucionar el problema sin intervenir militarmente. Tampoco quiere dejar mal parado a Lula que fue uno de los que motivó a Morales en su aventura presidencialista. El aislamiento se agudiza con el ascenso de Alan García, importante vecino que dignamente ha defendido la soberanía peruana ante la injerencia de Chávez, y no permitirá que Evo se inmiscuya donde no debe.
Internamente, el traspaso de los aportes de los fondos de pensiones a YPFB, $720 millones de dólares que perdieron instantáneamente 9% de su valor, privará de sus jubilaciones a cientos de miles de bolivianos de la tercera edad, que votaron por Morales confiando en su oferta de una vejez apacible. Su intención de revertir tierras privadas al estado, generará violencia. Evo también empieza a estrellarse contra su propio sindicato de cocaleros, a quienes – rompiendo su compromiso - dijo que no puede permitirles la plantación ilimitada de la santísima hoja, pero que tampoco habrá coca-cero. Agregó que la mejor manera de afrontar el asunto es que los agricultores dejen de plantar voluntariamente. Bajo el mismo criterio, podría hacer extensivo el concepto a los demás bolivianos, para que voluntariamente paguen impuestos.
Al presidente le van quedando pocos amigos. Afuera y adentro. Sus únicos camaradas son Castro y Chávez. Dos piratas del Caribe disfrazados de solidarios benefactores para depredar Bolivia
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